El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó en la Casa Blanca un plan de paz de 20 puntos para Gaza, acompañado del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. La propuesta contempla la liberación inmediata de los rehenes en poder de Hamás, el cese de la ofensiva militar israelí, el ingreso de ayuda humanitaria y la creación de una “junta de paz” encabezada por Trump, con la eventual participación de líderes internacionales como el ex primer ministro británico Tony Blair.
El acuerdo, calificado por Trump como “muy justo”, prevé además la liberación de cientos de palestinos detenidos en Israel y establece que Hamás debe desarmarse, desmovilizarse y eliminar su infraestructura de combate. Como parte de la etapa posterior, se contempla la formación de una autoridad de transición que excluya a dirigentes del grupo palestino y, más adelante, la posibilidad de un Estado palestino. Netanyahu respaldó la propuesta, pero advirtió que, si Hamás no cumple, Israel “terminará el trabajo” por la vía militar.
Hamás aún no ha definido su postura. Un funcionario del movimiento confirmó que recibió el plan a través de mediadores de Qatar y Egipto, y aseguró que estudiarán la propuesta, aunque recalcó que cualquier acuerdo debe garantizar la retirada israelí, la creación de un Estado palestino independiente y el respeto a lo que denominan “las armas de la resistencia”. Israel, por su parte, espera la entrega de 20 rehenes vivos y de los cuerpos de 32 secuestrados fallecidos desde el ataque del 7 de octubre de 2023.
La Autoridad Palestina, con sede en Cisjordania, respaldó los esfuerzos de Trump y se comprometió a trabajar con socios internacionales para garantizar la ayuda humanitaria, la liberación de prisioneros y la celebración de elecciones en un plazo de un año. También anunció reformas institucionales y educativas, además de la creación de una nueva fuerza de seguridad. Trump subrayó que el acuerdo abre la puerta a una ampliación de los Acuerdos de Abraham firmados en 2020, que normalizaron relaciones entre Israel y varios países árabes.
Uno de los puntos centrales del plan es que Israel no ocupará ni anexará Gaza, sino que se retirará por etapas, mientras un comité palestino tecnocrático gobierna bajo supervisión de la llamada Junta de Paz. El proyecto plantea un plan de desarrollo económico para la reconstrucción del territorio y deja abierta la puerta a un eventual Estado palestino, aunque Netanyahu subrayó que la Autoridad Palestina solo podría tener un papel si se somete a una “reforma radical”.
El documento, sin embargo, es más un marco de principios que un acuerdo definitivo. Analistas señalan que el texto es ambiguo en los aspectos más delicados, como la autodeterminación palestina y el papel de Hamás, lo que podría facilitar su aceptación inicial pero dejar abierta una compleja negociación futura. De esta manera, el plan no representa aún el fin de la guerra en Gaza, sino el inicio de una nueva etapa de presión internacional para retomar el diálogo.
