El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que las medidas adoptadas por Canadá para detener el tráfico de fentanilo «no son lo suficientemente buenas», en una llamada telefónica con el primer ministro Justin Trudeau. Durante el diálogo, Trump cuestionó la veracidad de las cifras canadienses, que aseguran que menos del uno por ciento del fentanilo y de los inmigrantes indocumentados cruzan la frontera. A pesar de la tensión, el mandatario afirmó que la conversación terminó siendo «bastante amistosa», aunque dejó entrever que Canadá utiliza el asunto de los aranceles para prolongar su permanencia en el poder.
Tras la llamada, Trump publicó en Truth Social que Trudeau está aprovechando el conflicto arancelario para mantenerse en el cargo, insinuando que la falta de claridad sobre las elecciones canadienses es un indicativo de su intención de utilizar el debate comercial como herramienta política. Estas declaraciones se producen en un momento en el que Trudeau anunció su renuncia, dejando el cargo a la espera de la elección de un sucesor este fin de semana, lo que añade incertidumbre al panorama político de Canadá.
A pesar de que se han establecido “pausas” para algunos sectores, Trudeau aseguró que la “guerra comercial” iniciada por Trump persistirá en el futuro cercano. Durante una extensa conversación telefónica, el primer ministro de Canadá manifestó que su objetivo es eliminar todos los aranceles, calificándolos de “injustificados”, mientras se mantienen en curso las negociaciones con la administración estadounidense. El compromiso de Canadá, sin embargo, se ve opacado por la percepción de que las medidas adoptadas por Washington son excesivamente agresivas y buscan presionar de manera unilateral.
La intensidad de la llamada entre Trump y Trudeau llegó a niveles extraordinarios, ya que, según fuentes del Wall Street Journal, la conversación incluyó groserías e insultos. Durante ese intercambio, Trudeau se mostró preocupado y admitió que la llamada estuvo cargada de tensión, aunque reconoció que el objetivo último de su gobierno es acabar con los aranceles impuestos por Estados Unidos. En respuesta, Trump criticó duramente la gestión canadiense para combatir el tráfico de fentanilo, acusando a Trudeau de aprovechar la situación para mantenerse en el poder.
Los negociadores, tanto de México como de Canadá, expresaron su frustración por la dinámica de Trump, cuyas intenciones parecen cambiar constantemente. Doug Ford, primer ministro de Ontario, comentó que durante su último viaje a Washington, las reglas del juego parecían modificarse sin aviso, lo que complicó la labor de alcanzar un acuerdo estable. Esta incertidumbre genera un clima de tensión en el que los actores internacionales temen que las medidas de Trump puedan desestabilizar la región.
En este contexto, México también se ve afectado, pese a sus esfuerzos por cumplir con las exigencias de Estados Unidos. La presidenta Claudia Sheinbaum ha intensificado sus gestiones en temas de migración y seguridad, entregando 29 líderes del narcotráfico ante la justicia estadounidense y desplegando 10,000 soldados en la frontera. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha señalado que las conversaciones con Washington han sido infructuosas, pues Trump parece no tener claras sus intenciones, lo que añade presión al entorno comercial y político.
La disputa por los aranceles ilustra la creciente tensión en el comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, enmarcada en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Las medidas arancelarias, además de afectar a sectores productivos y a la cadena de suministros, podrían incrementar los precios de productos básicos y generar un impacto negativo en la economía estadounidense. Los analistas advierten que esta situación, si se prolonga, podría desencadenar una recesión en la región, afectando a millones de consumidores.
Finalmente, tras extensas negociaciones y tensiones, se acordó una pausa temporal en la aplicación de los aranceles hasta el próximo 2 de abril. Esta medida, anunciada por el secretario de Comercio Howard Lutnick, ofrece un respiro para México y Canadá, aunque deja la puerta abierta a futuros ajustes y a una posible escalada en la guerra comercial. Mientras tanto, los líderes de las tres naciones deberán trabajar de manera conjunta para asegurar que las tensiones no desestabilicen la economía global ni perjudiquen la integridad del T-MEC.