La Secretaría de Salud federal confirmó que en lo que va de 2025, 45 bebés han fallecido en México a causa de la tos ferina, una enfermedad respiratoria altamente contagiosa y prevenible mediante vacunación. Según el más reciente boletín epidemiológico, ninguno de los infantes contaba con esquema de vacunación, y el 91 por ciento de los fallecidos eran menores de seis meses. El 57.8 por ciento de las muertes corresponde a niñas.

Este aumento es significativo si se compara con 2024, año en que no se reportaron muertes por esta causa durante el mismo periodo. Al cierre de ese año, se habían contabilizado 32 defunciones en total, lo que indica que la cifra de 2025 ya superó por amplio margen el registro anual anterior. La Secretaría reconoció que es urgente reforzar la cobertura de inmunización en todo el país.

Los decesos se han registrado en 15 entidades del país, destacando Puebla como el estado con mayor letalidad, aunque también se reportan cifras alarmantes en Campeche, Chiapas, Jalisco y San Luis Potosí. En algunos de estos estados, incluso con pocos casos confirmados, la proporción de muertes ha sido alta, lo que refleja una rápida evolución de la enfermedad en infantes sin protección inmunológica.

Además de las muertes, el Sistema Especial de Vigilancia Epidemiológica de Síndrome Coqueluchoide y Tos Ferina reportó 2 mil 772 casos probables en todo el país, de los cuales 749 han sido confirmados, lo que representa una incidencia de 0.56 casos por cada 100 mil habitantes. En el estado de Veracruz, se han confirmado 27 casos y se mantienen 131 más como sospechosos.

Las autoridades sanitarias subrayaron la necesidad de intensificar la vacunación, especialmente en zonas vulnerables, municipios fronterizos, rutas migratorias y áreas turísticas. También recomendaron reforzar la cobertura en los alrededores de los casos detectados, a fin de contener brotes locales y evitar que la enfermedad continúe cobrando vidas infantiles.

Expertos han insistido en la urgencia de completar el esquema de vacunación desde los primeros meses de vida, pues la tos ferina puede ser especialmente letal para los bebés menores de un año. La situación actual pone de relieve las consecuencias del rezago en la cobertura de vacunas y la importancia de políticas públicas más agresivas para prevenir enfermedades prevenibles.

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