La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó la remoción de 259.58 hectáreas de selva mediana subperennifolia en Cancún, Quintana Roo, para la construcción de la Terminal Multimodal Cancún, destinada al manejo de carga del Tren Maya. El predio donde se realizará el proyecto pertenece al gobierno estatal y abarca 261.88 hectáreas, de las cuales más del 99% requerirá desmonte, según la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) presentada por la empresa a cargo del megaproyecto ferroviario.

El documento reconoce que las obras afectarán directamente a 12 especies en categoría de protección, entre ellas aves, reptiles y anfibios como la rana leopardo, la aguililla aura, el perico pecho sucio, el pavo ocelado, el maullador negro, la boa y la iguana negra de cola espinosa. “El pavo ocelado, orgullo cultural y natural de la península, es ahora víctima del falso desarrollo”, acusó Greenpeace México, que rechazó la autorización al calificarla como parte de “un modelo extractivista que pone en riesgo la biodiversidad, los territorios indígenas y el equilibrio ecológico”.

La organización ambientalista señaló que Semarnat actúa como “aval ambiental del ecocidio” y criticó que el proyecto esté diseñado para carga y no para el transporte de personas locales, lo que a su juicio revela la verdadera lógica del Tren Maya. “Ahora lo estamos viendo con claridad: inicia la fase de carga, diseñada para facilitar el transporte masivo de mercancías y recursos naturales”, sostuvo la agrupación en un comunicado.

El costo total estimado para la construcción de la terminal asciende a 7 mil 777 millones de pesos. De este presupuesto, apenas 15% se destinará a medidas de prevención, mitigación y compensación ambiental, mientras que el resto se repartirá en 16% para preparación del sitio, 60% para la obra principal y 9% para operación y mantenimiento.

El proyecto incluye medidas de contención como la identificación y rescate de especies de flora bajo estatus de protección para trasladarlas a viveros temporales, además de la reubicación de fauna silvestre y el uso de estímulos auditivos para ahuyentar a los ocho tipos de murciélagos que habitan en la zona. También se plantea un programa de reforestación en 230.45 hectáreas, así como la trituración de residuos del desmonte para reincorporarlos al suelo y disminuir la erosión.

De acuerdo con la Manifestación de Impacto Ambiental, estas acciones compensatorias buscan evitar el desarrollo industrial o urbano desordenado y reducir los conflictos sociales derivados de la pérdida de vegetación. No obstante, colectivos ambientalistas y organizaciones civiles han advertido que los programas de reubicación y reforestación son insuficientes para reparar el daño ambiental que provocará la construcción de la terminal de carga en una de las regiones con mayor biodiversidad del país.

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