“Si matas a una cucaracha eres un héroe, si matas a una mariposa eres malo. La moral tiene criterios estéticos”- Friederich Nietzsche.
Sé de antemano que esta es “una causa perdida”, y que quien ya tiene una postura definida, no va a cambiarla después de leer esta opinión. Pero dado el contexto que vivimos, vale la pena consignarlo.
El 19 de marzo de este año, el Congreso de la Ciudad de México avaló prácticamente por unanimidad (con la excepción del voto de Pedro Haces Lago.) la prohibición de las corridas de toros como las conocemos. Entre las nuevas medidas a las que debe sujetarse la fiesta brava, está la prohibición de que el toro muera al terminar la faena, ya sea dentro o fuera del recinto. También deben protegerse los cuernos para evitarle lesiones. La corrida no podrá durar más de 10 minutos por toro, entre algunas otras.
Ahora bien, vale la pena poner algunas preguntas sobre la mesa:
- Bajo la premisa de que los animales son seres sintientes, ¿dónde establecemos el límite? Es decir, ¿Quién cuidará a las gacelas de los leones, o a las cucarachas de la acción humana? Estas preguntas, -evidentemente rayando en el absurdo-, valen la pena porque nos recuerda que, en buena medida, la empatía que se siente hacia algunos animales, tiene que ver con el gusto que las personas tenemos por ellos, por ejemplo, los perros, los gatos o los caballos.
- ¿El siguiente paso en la protección animal es la prohibición de la ganadería y los rastros? ¿o lo medimos con otra vara ética?
- El toro de lidia, tiene su razón de ser para la fiesta brava, quien conoce no solo la festividad sino la raza, sabe el tipo de crianza que llevan toda su vida, hasta el momento de las corridas. Como en el caso de los circos en que se prohibió el uso de animales y que en su gran mayoría murieron poco después, ¿Algún grupo ambientalista se responsabilizará de las inminentes y absurdas muertes que muy pronto se verán de esta especie? ¿Así como de la afectación a una de las industrias más significativas de la cultura de México y quienes de ella viven (¿Ganaderos, charros, jinetes, toreros, meseros, promotores, inversionistas y un largo etcétera?
- ¿No era uno de los mantras cuatroteístas: prohibido prohibir? Es una lástima que algunas medidas populacheras y quedabien orillen a representantes públicos a tomar decisiones que estén más orientadas al rating que a la razón y al sentido común.
- El prohibicionismo, ¿no abre la puerta a un mercado clandestino, libre de todo gravamen para con el Estado?
No cabe duda, la cultura woke avanza de manera velada en México y el mundo. Ya lograron que las autoridades garanticen la vida de ALGUNOS animales, ya solo falta que puedan garantizar: la vida de las personas.