Caracas fue el escenario del acto de juramentación de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela para el período 2025-2031. En la sede de la Asamblea Nacional, el mandatario juró ante el pueblo y delegados de 125 países su compromiso con la Constitución, prometiendo un período de paz y democracia. Jorge Rodríguez, presidente del Parlamento, oficializó la investidura del líder chavista. Maduro, en el poder desde 2013, aseguró su continuidad tras unas elecciones celebradas el 28 de julio, donde obtuvo el 51.95% de los votos según el Consejo Nacional Electoral (CNE). Sin embargo, la oposición, liderada por Edmundo González, cuestiona la legitimidad del proceso, argumentando que actas electorales probarían que el opositor ganó. González, actualmente en República Dominicana tras su exilio en España, ha prometido regresar al país para asumir la presidencia, aunque el gobierno ha emitido una orden de arresto en su contra.
El evento se llevó a cabo bajo un fuerte dispositivo de seguridad en Caracas. Las calles cercanas al Parlamento fueron bloqueadas y se desplegaron fuerzas armadas como parte de un plan de «defensa» ante denuncias de conspiraciones internacionales. Entre estas acusaciones, el gobierno afirmó haber detenido recientemente a dos estadounidenses, uno de ellos supuesto agente del FBI, así como a varios dirigentes opositores. El clima político se ha intensificado tras el breve arresto de la líder opositora María Corina Machado, quien apareció públicamente en una marcha antigubernamental luego de meses en la clandestinidad. Machado denunció haber sido detenida y posteriormente liberada, aunque el gobierno lo desmintió, calificando el incidente como un «invento».
Mientras tanto, Maduro reafirma su control sobre el aparato estatal y el apoyo de la Fuerza Armada, fundamental para sostener su poder. En su discurso, el mandatario prometió reformas constitucionales y recuperación económica tras años de crisis marcada por recesión, inflación y una masiva migración de venezolanos. Sin embargo, el escenario internacional se mantiene tenso, con Estados Unidos reconociendo a González como presidente electo y advirtiendo posibles sanciones bajo la nueva administración de Donald Trump. La promesa de Maduro de un período de paz y estabilidad enfrenta un panorama interno e internacional lleno de desafíos y resistencia