México y Estados Unidos anunciaron la puesta en marcha de la llamada Misión Cortafuegos, un acuerdo que ambos gobiernos califican como “histórico” y cuyo objetivo es frenar el tráfico de armas hacia territorio mexicano. La iniciativa surge tras la visita del secretario de Estado, Marco Rubio, a México y marca el inicio de un nuevo capítulo en la cooperación bilateral en materia de seguridad.
El plan contempla la ampliación del uso de la plataforma de rastreo eTrace y de tecnología de imágenes balísticas, que ahora estarán disponibles para el gobierno federal y las 32 entidades del país. Estados Unidos, por su parte, se comprometió a intensificar las inspecciones y reforzar los operativos dentro de su territorio para impedir que armamento de alto poder llegue a los cárteles mexicanos, responsables de buena parte de la violencia que golpea al país.
De acuerdo con estimaciones oficiales, cada año ingresan ilegalmente a México alrededor de 200 mil armas provenientes de Estados Unidos. Con este acuerdo, ambos países implementarán inspecciones conjuntas, intercambiarán información en tiempo real e impulsarán investigaciones y procesos judiciales coordinados para atacar a las redes que se benefician de este tráfico ilícito.
Una de las herramientas clave es eTrace, desarrollada por la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), que permite rastrear el origen de las armas aseguradas. Aunque México contaba con acceso desde 2008, la mitad de los estados no la utilizaba por desconocimiento o falta de capacitación. Ahora se busca su integración total para unificar la base de datos nacional de armas relacionadas con delitos.
El gobierno de Donald Trump también anunció la creación de una plataforma segura de intercambio de información sobre cargamentos aéreos sospechosos. Este sistema permitirá identificar no solo armas de fuego, sino también drogas ilícitas, precursores químicos y combustibles de contrabando, ampliando así el alcance de la cooperación bilateral en seguridad.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, celebró el acuerdo durante un acto en Mazatlán, Sinaloa. La mandataria subrayó que por primera vez el gobierno estadounidense aceptó poner en el centro de la discusión el tema del tráfico de armas y no únicamente los flujos migratorios o de drogas. “Logramos un acuerdo: que Estados Unidos va a reforzar los operativos en su propio territorio para controlar el paso de armas. Nunca se había logrado algo de este tipo”, destacó.
El embajador estadounidense en México, Ronald Johnson, calificó la iniciativa como “una cooperación histórica”, mientras que el Departamento de Estado aseguró que la misión también abordará temas como el narcoterrorismo, el tráfico de fentanilo, el robo de combustibles y el financiamiento ilícito. Las reuniones del Grupo de Implementación de Seguridad serán periódicas, aunque aún no se ha precisado su frecuencia.
Sheinbaum, sin embargo, fue enfática al señalar que la coordinación con Washington no debe confundirse con injerencia. “Sí a la colaboración, pero no a la pérdida de soberanía. Nos coordinamos, colaboramos, pero nunca nos subordinamos”, afirmó. Con esta advertencia, el gobierno mexicano busca mantener un equilibrio entre la cooperación internacional y la defensa de su autonomía en materia de seguridad.
