En los primeros nueve días de redadas migratorias bajo la administración de Donald Trump, Estados Unidos ha deportado a México un total de 6,244 migrantes, de los cuales 4,438 son mexicanos. La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó estas cifras en su conferencia matutina y minimizó el impacto al afirmar que el número de deportaciones “no es muy grande” en comparación con otros periodos.
Sheinbaum detalló que entre el 20 y el 26 de enero se repatriaron 5,282 personas, de las cuales 4,083 eran de nacionalidad mexicana. Posteriormente, el 27 de enero llegaron 527 deportados, incluyendo 355 connacionales, y el 28 de enero otros 435. La mandataria también aclaró que México ya recibía deportados de otras nacionalidades antes de esta nueva política migratoria, y aseguró que el Instituto Nacional de Migración (INM) ofrece asistencia humanitaria y facilita el retorno a sus países de origen, principalmente en Centroamérica.
Las deportaciones han generado preocupación en el país, ya que los mexicanos representan casi la mitad de los 11 millones de indocumentados en Estados Unidos, y las remesas que envían son fundamentales para la economía nacional, alcanzando un récord estimado de 65,000 millones de dólares en 2024. Sin embargo, el gobierno mexicano ha tratado de mostrar control sobre la situación, enfatizando que los migrantes llegan sin esposas y que se les entrevista para verificar posibles violaciones a sus derechos humanos.
Hasta ahora, el gobierno mexicano solo ha documentado dos casos de presuntos abusos contra migrantes deportados: una mujer guatemalteca y un hombre mexicano. Sheinbaum informó que la Secretaría de Relaciones Exteriores presentó una queja ante las autoridades estadounidenses y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). No obstante, deportados de otras nacionalidades como colombianos y brasileños han denunciado tratos humillantes por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Las deportaciones masivas prometidas por Trump han puesto en alerta a México, aunque el gobierno insiste en que el proceso se está manejando con orden y respeto a los derechos de los afectados. Mientras tanto, la presión sobre la comunidad migrante en Estados Unidos sigue aumentando, con miles de órdenes de captura emitidas y un endurecimiento en las políticas migratorias que podrían afectar a millones de personas en los próximos meses.