El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, inició este martes una visita oficial a México, donde mañana se reunirá con la presidenta Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional. El viaje ocurre en un contexto de tensiones bilaterales marcadas por la agenda de seguridad, migración, comercio, aranceles y lucha contra el narcotráfico, temas prioritarios para la administración de Donald Trump. La visita es parte de su tercera gira latinoamericana, que también incluye una escala en Ecuador.

La llegada de Rubio coincidió con el anuncio de Washington sobre un operativo militar en el Caribe que dejó 11 “narcoterroristas” muertos en una embarcación que, según Trump, transportaba drogas desde Venezuela. El propio Rubio confirmó la acción y advirtió que Estados Unidos empleará “todo su poderío” para erradicar a los cárteles, sin importar dónde operen. Estas declaraciones se suman a la presión que la Casa Blanca ha ejercido para intensificar la cooperación en seguridad con México.

Sheinbaum, por su parte, ha reiterado que no permitirá la intervención directa de tropas estadounidenses en territorio nacional, luego de que Trump firmara una orden ejecutiva para autorizar al ejército a actuar contra organizaciones criminales en México. La presidenta sostuvo que habrá colaboración, pero “sin subordinación ni violación a la soberanía nacional”, dejando claro el límite a las pretensiones del gobierno norteamericano.

Rubio, de origen cubanoamericano y conocido por su línea ultraconservadora, llega a México tras meses de desencuentros entre ambos países. Desde el regreso de Trump a la Casa Blanca en enero, la relación se ha tensado por las medidas unilaterales de Washington en migración, sanciones financieras y la designación de los cárteles como organizaciones terroristas. En julio, el Departamento del Tesoro sancionó a tres instituciones financieras mexicanas por presunto lavado de dinero, sin entregar pruebas a las autoridades locales, lo que generó molestia en el gobierno mexicano.

Uno de los puntos más delicados en la agenda es la exigencia de México de mayor transparencia en el intercambio de información sobre narcotraficantes que se han declarado culpables en Estados Unidos, como Ismael “El Mayo” Zambada y Ovidio Guzmán. Sheinbaum ha cuestionado que Washington negocie con líderes criminales sin informar a la Fiscalía General de la República, lo que, dijo, representa un acto que afecta la confianza mutua.

El Departamento de Estado adelantó que Rubio pedirá a México “acción rápida y decisiva” contra los cárteles, el tráfico de fentanilo y la migración irregular, además de cooperar para frenar la influencia de China en la región. Sin embargo, la presidenta mexicana ha insistido en que cualquier acuerdo de seguridad deberá basarse en el respeto territorial y en la operación independiente de cada país.

La llegada de Rubio al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) estuvo marcada por un recibimiento protocolario encabezado por el canciller Juan Ramón de la Fuente y el embajador estadounidense Ronald Johnson. El secretario saludó brevemente a la prensa antes de trasladarse en caravana hacia la Ciudad de México, donde preparará el encuentro de mañana con Sheinbaum.

El viaje de Rubio a México, el primero en su calidad de jefe de la diplomacia estadounidense, representa un reto crucial para definir los límites de la cooperación en seguridad entre ambas naciones. Mientras Trump insiste en un enfoque militar contra los cárteles, Sheinbaum busca un acuerdo que privilegie la colaboración, el intercambio de información y el respeto a la soberanía mexicana, en un momento en que la relación bilateral atraviesa una de sus etapas más sensibles.

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