Ayer en este espacio comentábamos algunos aspectos positivos que podrían darse como resultado de la elección judicial. No obstante, hay cuatro riesgos muy específicos que vale la pena señalar.
El ridículo:“La Ministra Del Pueblo”, “Juez de AMLO”, “Ángel de la Justicia”, “Magistrado del Bienestar”, “El Juez de la 4T” -entre algunas otras joyas de la comedia involuntaria- son algunos de los sobrenombres que rechazó incluir el INE en la impresión de boletas electorales (Ver más) que lo único que hacen es restarle seriedad a la contienda y caricaturizarla. OJALÁ que los aspirantes que busquen el voto popular lo hagan con decoro, pues la justicia es una cosa muy seria, nos puede ir de por medio la libertad o el patrimonio, ni más ni menos.
La legitimidad: La elección de 2024 tuvo un 61.04% de participación ciudadana. ¿Qué porcentaje de participación debemos esperar en este ejercicio inédito? ¿A partir de qué porcentaje podemos decir que fue un éxito o un fracaso? Quienes ganen -aunque sea con un voto- nos representarán a todos.
La presencia del crimen organizado: RESPECTO A LA ELECCIÓN DEL PODER JUDICIAL DEL ESTADO DE VERACRUZ (Sin contar los cargos Federales), habrá en juego 15 magistraturas y 77 jueces, entre materias civil, familiar, mixta, constitucional y penal. De esta última, serán 06 magistraturas y 43 juzgados. ¿Ya se trabaja en alguna estrategia que garantice la vida y la integridad de todos los participantes? Recordemos que en la elección de 2024 en Veracruz se presentaron muchas agresiones a candidatos. 09 de ellas les costaron la vida a los aspirantes. Esto además de los filtros para impedir financiamientos con recursos de procedencia ilícita.
El colapso de los asuntos en litigio: De acuerdo con el Censo Nacional de Impartición de Justicia Estatal (CNIJE) realizado por el INEGI en 2024, Veracruz tiene un rezago de 374,000 asuntos pendientes de resolver, de los cuales 234,050 son asuntos familiares (divorcios, la pensión alimenticia de niñas y niños, la custodia de los hijos, etc); 12,573 son asuntos penales, por un lado, gente en la cárcel (gracias a la prisión preventiva) sin recibir sentencia (a lo mejor siendo inocentes), por otra parte, gente sin recibir justicia. Como podemos ver, más allá de los vaivenes políticos, esto, es lo que flagela realmente a la gente. Mal por donde se vea. Quizá estos datos expliquen el descontento con nuestro sistema de justicia. Definitivamente no hay tiempo para la “curva de aprendizaje”.