El arranque de las campañas municipales en Veracruz, rumbo a las elecciones del 1 de junio, quedó marcado por la violencia. La mañana del 29 de abril, Germán Anuar Valencia, candidato de Morena-PVEM a la alcaldía de Coxquihui, fue asesinado cuando un comando armado irrumpió en su casa de campaña, dejando además a cinco personas heridas. Valencia, conocido como El Napo, no había solicitado protección ni había denunciado amenazas previas, según las autoridades. Su homicidio abrió con saldo rojo una contienda que ya acumula amenazas, ataques y secuestros en distintas regiones del estado.
El caso de Anuar Valencia no es aislado. La organización Data Cívica documentó que, entre noviembre de 2024 y marzo de 2025, hubo al menos 18 víctimas de violencia electoral en Veracruz, incluyendo asesinatos, secuestros, ataques y amenazas. Solo en este proceso electoral, 23 candidatos han solicitado medidas de protección. El secretario de Gobierno, Ricardo Ahued, aseguró que no hay focos rojos en la entidad, pero reconoció que los candidatos reciben acompañamiento de fuerzas estatales y federales para garantizar su seguridad durante los recorridos de campaña.
Sin embargo, la violencia ha obligado a varios aspirantes a renunciar. Crispín Hernández, del PT en Mixtla de Altamirano, declinó su candidatura tras sobrevivir a un atentado, mientras que Anell Acevedo, también del PT en La Antigua, renunció luego de recibir amenazas veladas. Vicente Aguilar, dirigente estatal del PT, pidió la intervención de la Guardia Nacional para proteger a sus candidatos, mientras que otro aspirante de su partido, cuyo nombre se reservó, fue secuestrado y luego señalado por la fiscalía de simular el delito.
El escenario se repite en otros partidos. El dirigente de Movimiento Ciudadano, Luis Carbonell, informó que al menos diez candidatos de su partido han solicitado protección. La desaparición de Carlos Antonio Salinas Guerrero, considerado el perfil más fuerte de MC en Naranjos Amatlán, desde enero pasado, es el caso más grave para ese instituto político. Además, aspirantes en municipios como Pánuco, Soteapan, Misantla, Acayucan, Pueblo Viejo, Isla, Coxquihui y Papantla también han denunciado amenazas para obligarlos a abandonar sus campañas.
El PAN tampoco ha escapado de esta ola de violencia. Su dirigente estatal, Federico Salomón, declaró que al menos 17 municipios son considerados “focos rojos” por la inseguridad política. José Antonio Marín, aspirante a la alcaldía de Río Blanco, e Iván López, de Cosautlán de Carvajal, solicitaron protección o renunciaron tras recibir amenazas. Desde el PRI, Adolfo Ramírez Arana exigió la creación de una Comisión Interinstitucional de Seguridad Electoral Municipal y denunció amenazas contra la candidata María Anel Poizot Irisson en Tecolutla.
La violencia electoral en Veracruz ya ha cobrado varias vidas. En febrero, Carlos Ramsés Neri, aspirante del Partido Verde en Paso del Macho, fue secuestrado y asesinado junto con su hermano. El regidor priista Víctor Manuel Benavides Cobos, de Poza Rica, fue secuestrado semanas después de sobrevivir a un atentado, y aunque su familia pagó por su liberación, decidió retirarse de la contienda. En diciembre, el diputado federal de Morena, Benito Aguas, fue asesinado a balazos en Zongolica.
El OPLE Veracruz, a través de su consejera presidenta Marisol Delgadillo, reconoció que han recibido solicitudes de protección y las han canalizado a las instancias correspondientes. No obstante, admitió que algunos casos, como los ataques a candidatos del PT, no han llegado formalmente a la mesa de coordinación. Aseguró que la intención del organismo electoral es garantizar la seguridad de los aspirantes durante todo el proceso.
Pese a este clima, los partidos aseguran que continuarán en la contienda. El dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, reconoció que el partido se quedó sin candidatos en cinco municipios, pero confió en un buen resultado. Jorge Álvarez Máynez, de MC, pidió que se garantice una elección pacífica, mientras que Jorge Romero, del PAN, anunció una campaña “a ras de suelo”. Por su parte, Luisa María Alcalde, de Morena, condenó el asesinato de Anuar Valencia y destacó la importancia de mantener la unidad en su partido para continuar con el proyecto de transformación.