Israel confirmó este martes la ejecución de la operación militar “Cumbre de Fuego”, un bombardeo aéreo en Doha contra residencias y complejos utilizados por líderes de Hamás. Según el ejército israelí y el Shin Bet, se trató de un ataque “de precisión” contra la cúpula del movimiento, considerado grupo terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea. El primer ministro Benjamín Netanyahu aseguró que la ofensiva fue “totalmente independiente”, sin apoyo de otras naciones, mientras que el gobierno qatarí la calificó de “cobarde agresión” contra su soberanía.
La acción se produjo en un momento delicado, pues la delegación de Hamás en Qatar participaba en negociaciones sobre la propuesta de alto al fuego presentada por el presidente estadounidense Donald Trump. Doha confirmó que los bombardeos se dirigieron contra los dirigentes encargados de la negociación, lo que ha dejado la iniciativa en punto muerto. Aunque Hamás reconoció la muerte de cinco de sus miembros, aclaró que su equipo negociador sobrevivió al ataque.
Ante los hechos, el primer ministro de Qatar anunció la cancelación de la mediación que su país llevaba a cabo entre Israel y Hamás. “Tras el ataque de hoy, ningún acuerdo sigue vigente”, dijo en rueda de prensa transmitida por Al Jazeera. También responsabilizó a Netanyahu de “llevar a la región a una situación irreparable” y advirtió que Qatar tomará “todas las medidas necesarias para proteger su seguridad y su soberanía”.
El presidente Donald Trump, por su parte, lamentó el ataque y subrayó que Qatar es “un aliado de Estados Unidos”. Explicó que el gobierno estadounidense fue notificado cuando la ofensiva ya había comenzado y recalcó que la decisión fue tomada exclusivamente por Netanyahu. Trump expresó su malestar por la ubicación de la operación, aunque reiteró que “eliminar a Hamás” sigue siendo un objetivo compartido. También ordenó fortalecer el Acuerdo de Cooperación en Defensa con Qatar y aseguró que hechos similares no volverán a ocurrir en territorio qatarí.
Las reacciones internacionales fueron inmediatas. Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita condenaron lo ocurrido como una “agresión flagrante” contra la soberanía qatarí, mientras Egipto advirtió que la acción marca un “precedente peligroso”. Desde Europa, el papa León XIV expresó su preocupación y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, recordó el papel constructivo de Qatar en los esfuerzos de tregua y liberación de rehenes.
El ataque también tuvo repercusiones económicas: los precios internacionales del petróleo subieron más de un dólar por barril. El conflicto se enmarca en la prolongada ofensiva israelí contra Hamás, iniciada tras los atentados del 7 de octubre de 2023 que dejaron más de 1,200 muertos y 251 rehenes en Israel. Con esta operación en Qatar, Tel Aviv amplía su radio de acción en la región, donde ya ha intervenido en Siria, Líbano, Irán y Yemen, incrementando las tensiones en Oriente Medio.