La plaga del gusano barrenador ha puesto en jaque al sector ganadero de México y tensado la relación con Estados Unidos. Ante la reciente suspensión por 15 días de las importaciones de ganado mexicano anunciada por el gobierno estadounidense, los productores pecuarios, encabezados por la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG), propusieron al gobierno de Claudia Sheinbaum una serie de medidas, entre ellas el cierre de la frontera con Guatemala para frenar el trasiego ilegal de ganado posiblemente infectado.
Durante una reunión virtual con el titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), Julio Berdegué, los ganaderos manifestaron su preocupación por las repercusiones económicas de la medida estadounidense, y urgieron a las autoridades mexicanas a reforzar el control sanitario. Exigieron que se incremente el presupuesto para combatir la plaga y se intensifique la revisión de los embarques de ganado, especialmente en las zonas de engorda.
La CNOG también propuso integrar a los ganaderos en el comité binacional México-Estados Unidos, conformado por Senasica y el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal de EE UU (APHIS), con el fin de compartir la experiencia del campo y coordinar acciones más efectivas. Otra de las medidas planteadas incluye la regionalización de la frontera norte y la instalación de una planta de producción de mosca estéril en la frontera sur, lo que ayudaría a contener la expansión del gusano barrenador.
Esta larva, que pertenece a la mosca Cochliomyia hominivorax, causa graves daños a animales como bovinos, equinos, porcinos e incluso humanos, al alimentarse de tejido vivo. México logró erradicarla en 1991 y desde entonces ha mantenido vigilancia constante a través de Senasica. Sin embargo, su reciente reaparición en el sur del país, probablemente procedente de Centroamérica, ha desatado una emergencia zoosanitaria.
El presidente de la CNOG, Homero García de la Llata, advirtió que gran parte del ganado contaminado podría estar ingresando por contrabando desde Centroamérica, por lo que pidió que la Secretaría de Seguridad Pública Federal refuerce la vigilancia en la frontera sur. Asimismo, instó a los gobiernos estatales a participar activamente en los controles de movilización ganadera.
Por su parte, el secretario Julio Berdegué reconoció la colaboración de los ganaderos e insistió en que México está trabajando coordinadamente con EE UU para enfrentar esta crisis sanitaria. Subrayó la importancia de mantener la capacitación de los productores en la detección y tratamiento de heridas para evitar el desarrollo de larvas, uno de los métodos más eficaces para contener la propagación del parásito.
La presidenta Claudia Sheinbaum reaccionó con firmeza ante la decisión de Washington, calificándola de “unilateral” e “injusta”. Afirmó que “México no es piñata de nadie” y que su gobierno ha actuado con responsabilidad desde que se detectaron los primeros brotes. También expresó su inconformidad con la manera en que Estados Unidos ha tratado el tema, justo después de reuniones diplomáticas que, en teoría, apuntaban a una colaboración más estrecha.
