El sargento primero de transmisiones retirado, César Maximiliano Gutiérrez Marín, último sobreviviente de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana —conocida como Escuadrón 201— falleció el sábado 3 de mayo a la edad de 100 años. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y el comandante de la Fuerza Aérea, general piloto aviador Óscar René Rubio Sánchez, confirmaron su deceso. Gutiérrez Marín, nacido el 12 de octubre de 1924 en Hermosillo, Sonora, representaba la última memoria viva de la participación de México en la Segunda Guerra Mundial.
Su vida y carrera militar fueron reconocidas tanto por sus mandos como por el Gobierno de México, que en 1945 le otorgó la medalla “Servicio en el Lejano Oriente” por su labor en los frentes de batalla del Pacífico. A lo largo de su servicio, fue testimonio de amor, valor y lealtad a la patria. Falleció en la Casa Hogar para Militares Retirados, ubicada en Jiutepec, Morelos, donde residía tras haber causado baja del servicio activo el 31 de marzo de 1970.

El sargento Gutiérrez Marín ingresó al Ejército Nacional como soldado de transmisiones el 20 de julio de 1942, al enrolarse en la Escuela Militar de Transmisiones. Posteriormente, se integró al Grupo de Perfeccionamiento de Aeronáutica, que más tarde se convirtió en la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana. Con este grupo, fue enviado en 1945 al escenario de operaciones del Pacífico, específicamente a las tareas de liberación de las Filipinas.
La Secretaría de la Defensa Nacional, a través de un comunicado, expresó sus condolencias a los familiares del veterano y reiteró que se les brindará el acompañamiento y los beneficios que por ley les corresponden. Generales, oficiales, cadetes, tropa y agentes del Ejército, Fuerza Aérea y Guardia Nacional también lamentaron la pérdida, deseándole “eterno descanso a este héroe militar que sirvió a la patria con honor y lealtad”.

El Escuadrón 201, al que perteneció Gutiérrez Marín, fue la unidad de la Fuerza Aérea Mexicana que participó en la Segunda Guerra Mundial como parte de las fuerzas aliadas. Esta agrupación estaba conformada por 16 pilotos y 284 elementos de apoyo, quienes fueron enviados al combate tras la declaración de guerra de México contra las potencias del Eje, luego del hundimiento de los buques petroleros Faja de Oro y Potrero del Llano por submarinos alemanes en 1942.
La intervención de México en el conflicto fue un hito en la historia militar del país. El Senado de la República autorizó en diciembre de 1944 el envío de tropas al extranjero, lo que derivó en la conformación oficial del Escuadrón 201. Este escuadrón desempeñó un papel destacado en la liberación de Filipinas y fue reconocido internacionalmente por su contribución al esfuerzo bélico aliado.

El subsecretario de Políticas de Salud y Bienestar Poblacional, Ramiro López Elizalde, subrayó que el legado de Gutiérrez Marín y sus compañeros del Escuadrón 201 perdurará como ejemplo de servicio, patriotismo y espíritu de cuerpo para las generaciones actuales y futuras de las Fuerzas Armadas. Su participación marcó un capítulo de orgullo y compromiso para México, que continuará inspirando a quienes portan el uniforme de la nación.
Su vida y legado son recordatorio de una época en la que México asumió un papel activo en la defensa de la libertad global, y la memoria del sargento primero César Maximiliano Gutiérrez Marín quedará plasmada como símbolo de ese compromiso histórico.