Los aranceles del 25% sobre las importaciones de productos mexicanos y canadienses entraron en vigor este martes, tras la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La medida, justificada por la administración estadounidense como una respuesta a la crisis migratoria y al tráfico de drogas, representa un fuerte golpe a la relación comercial entre los tres países. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, anunció aranceles de represalia por 30,000 millones de dólares, mientras que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, defendió la soberanía de su país y pidió respeto en el marco de la creciente tensión económica.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) emitió un aviso detallando la aplicación de los aranceles, los cuales comenzaron a aplicarse desde la medianoche. Trump, quien lleva meses amenazando con estas medidas, argumentó que México y Canadá no han hecho lo suficiente para frenar el flujo de inmigrantes y drogas hacia su país. Además de las tarifas impuestas a sus vecinos, el gobierno estadounidense aplicó un arancel adicional del 10% a los productos chinos, una decisión que desató una inmediata respuesta de Pekín con aranceles de entre el 10% y 15% a productos agrícolas y alimenticios estadounidenses.
El anuncio de Trump provocó una reacción negativa en los mercados financieros, con caídas en el Dow Jones, el S&P 500 y el Nasdaq, reflejando el nerviosismo de los inversionistas ante el deterioro de la relación comercial entre los socios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). En México, el peso sufrió una depreciación y los analistas advierten que la imposición de estos aranceles podría desencadenar una recesión si se mantienen en el tiempo. Según Moody’s Analytics, el impacto podría provocar una contracción económica de hasta el 1% en 2025, con posibles afectaciones a la inversión extranjera y a la estabilidad macroeconómica del país.
Canadá, por su parte, ha calificado la decisión de Trump como «injustificada» y una «amenaza existencial» para su economía. Trudeau confirmó la imposición de aranceles de represalia sobre bienes estadounidenses por un total de 155,000 millones de dólares en un plazo de 21 días, y advirtió que su gobierno está listo para tomar medidas adicionales si Washington no revierte su postura. La ministra de Exteriores canadiense, Mélanie Joly, afirmó que la disputa pone en riesgo miles de empleos y afecta gravemente las cadenas de suministro entre ambos países.
México enfrenta una situación especialmente delicada, pues es el principal socio comercial de Estados Unidos y el país más afectado por la nueva política arancelaria de Trump. En 2024, las exportaciones mexicanas a su vecino del norte alcanzaron un récord de 505,851 millones de dólares, mientras que las importaciones estadounidenses sumaron 334,000 millones de dólares. La incertidumbre generada por la imposición de los aranceles ha llevado a la administración de Sheinbaum a evaluar respuestas estratégicas, incluyendo la posibilidad de aplicar impuestos a productos estadounidenses o fortalecer su relación comercial con otros mercados.
El impacto de la escalada arancelaria no solo afectará a las exportaciones e importaciones, sino también a sectores clave como la industria automotriz, manufacturera y tecnológica. Expertos advierten que la medida podría desencadenar un efecto en cascada en la economía mexicana, reduciendo la inversión, afectando el consumo interno y generando una volatilidad en los mercados financieros. Además, algunos analistas señalan que la continuidad de estas tarifas podría poner en riesgo el T-MEC, ya que violan principios fundamentales del acuerdo comercial.
China, otro de los principales objetivos de las políticas comerciales de Trump, respondió rápidamente con la imposición de aranceles adicionales a productos agrícolas y ganaderos estadounidenses. El gobierno chino describió la decisión de Washington como un acto de «unilateralismo y acoso» y prometió tomar más medidas si es necesario. Pekín ha rechazado las acusaciones de que no hace lo suficiente para frenar el tráfico de fentanilo y otras sustancias ilegales hacia Estados Unidos, otro de los argumentos de la administración Trump para justificar su postura proteccionista.
El panorama comercial global se complica con estas decisiones, y los expertos advierten que la guerra arancelaria podría extenderse a otros sectores y países. Mientras Trump refuerza su estrategia de presión sobre México, Canadá y China, el mundo observa las consecuencias económicas de una política que amenaza con alterar los equilibrios comerciales construidos en las últimas décadas. La incertidumbre se mantiene sobre si estas medidas serán permanentes o si, en el corto plazo, se logrará una negociación que reduzca las tensiones y evite mayores daños económicos.