La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) vivió una jornada inédita con la toma de protesta de sus nueve nuevos ministros y ministras, quienes asumieron el cargo tras ser electos por voto popular en los comicios del pasado 1 de junio. La sesión solemne se llevó a cabo en el Senado de la República la noche del 1 de septiembre, en un ambiente cargado de simbolismo, presencia política y fuertes cuestionamientos sobre la legitimidad del proceso. En total, más de 800 juzgadores de distintos niveles rindieron protesta, consolidando el inicio de una nueva etapa en el Poder Judicial.
Los nombres que integrarán el pleno de la Corte son Hugo Aguilar Ortiz, Loretta Ortiz, Lenia Batres, Yasmín Esquivel, María Estela Ríos, Sara Irene Herrerías, Arístides Guerrero y Giovani Azael. Aguilar Ortiz, quien obtuvo la presidencia del máximo tribunal con 6.2 millones de votos, se convirtió en el primer presidente de la Corte electo en urnas y en el segundo indígena en ocupar un asiento, después de Benito Juárez. Su llegada, marcada por ceremonias tradicionales indígenas y un discurso cargado de promesas de transformación, busca dar legitimidad a un tribunal que arranca en medio de críticas y expectativas.
El día estuvo marcado por rituales previos que incluyeron limpias, baños de copal e invocaciones a los cuatro puntos cardinales, realizados en Cuicuilco y después en la sede del tribunal. Ocho de los nueve ministros recibieron el bastón de mando de representantes de pueblos originarios, un acto que simbolizó la promesa de “sanear” el Poder Judicial y de establecer una nueva relación entre justicia y ciudadanía. No obstante, voces críticas calificaron la ceremonia como una “simulación” y cuestionaron el uso político de tradiciones indígenas.

La presidenta Claudia Sheinbaum participó en la sesión solemne, donde celebró la renovación del Poder Judicial como un hecho “inédito y profundamente democrático”. Aseguró que con esta etapa se deja atrás la corrupción, el nepotismo y los privilegios, para dar paso a una justicia más cercana a la gente. En respuesta, Aguilar Ortiz afirmó que el tribunal se alineará a una política de austeridad, comprometiéndose a reducir sueldos y eliminar seguros médicos privados y pensiones excesivas.
En el Senado, la sesión no estuvo exenta de tensiones. Mientras los legisladores oficialistas coreaban “¡Presidente!” en apoyo a Aguilar, senadores del PAN exhibieron una manta con la frase “Por sus sentencias se les conocerá”, en alusión a las dudas sobre la independencia del tribunal. Ricardo Anaya y Clemente Castañeda denunciaron un proceso de elección “plagado de irregularidades” y advirtieron que el nuevo reto será ganar legitimidad en el ejercicio y no solo en la investidura.

El simbolismo continuó por la noche cuando, tras casi 17 horas de actividades, los nuevos ministros salieron a abrir las puertas de la Corte como un gesto de acercamiento a la ciudadanía. Aguilar Ortiz declaró que “esta puerta siempre estará abierta para quienes claman justicia”, en referencia a los años en que la sede del máximo tribunal permaneció cerrada al público. El acto fue aplaudido por Sheinbaum, quien fue recibida en el salón de sesiones como invitada de honor.
La jornada reflejó un giro profundo en la relación entre los poderes de la Unión. A diferencia de etapas anteriores, los nuevos ministros asistieron al primer informe presidencial de Sheinbaum, compartiendo espacio con figuras políticas y empresariales de alto nivel, como Carlos Slim y Germán Larrea. Aguilar Ortiz aseguró que la relación con los otros poderes será “de respeto” y rechazó los señalamientos de que la nueva Corte es una “Corte acordeón”.