Acapulco se encuentra sumido en una preocupante crisis de violencia que ha impactado directamente a diversas empresas y sus trabajadores. Tras el ataque a tres repartidores de Coca-Cola, Corona y Fud, que resultó en la muerte de dos personas y lesiones a una más, empresas como Coca-Cola FEMSA, Pepsi, Bonafont, Sigma y Grupo Modelo decidieron suspender operaciones en el puerto guerrerense, buscando garantizar la seguridad de su personal.
Los ataques ocurrieron en menos de una hora, el pasado jueves, dejando un saldo mortal. Uno de los repartidores fue asesinado cerca de la Costera Miguel Alemán, otro resultó herido en la colonia Hogar Moderno, y un promotor de Coca-Cola fue ultimado en Vista Alegre. Estos crímenes generaron una reacción inmediata de las empresas afectadas, quienes cerraron sus bodegas y detuvieron sus rutas de distribución en gran parte de la ciudad. Por ejemplo, Coca-Cola cerró cuatro de sus cinco bodegas en Acapulco y detuvo operaciones en el 70% de sus rutas, mientras que Pepsi y Grupo Modelo suspendieron actividades en sus principales centros de distribución.
La situación ha despertado preocupación en la industria nacional. La Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) condenó los hechos y solicitó una reunión urgente con autoridades federales para abordar la inseguridad que enfrentan los trabajadores del sector secundario. La petición incluye la participación de la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y la Guardia Nacional para garantizar la seguridad de los operadores que movilizan mercancías esenciales para la población.


Esta ola de violencia no es nueva en Acapulco. Hace un año, choferes del transporte público también fueron víctimas de ataques y extorsiones por parte de grupos criminales, lo que llevó a la suspensión del servicio durante 15 días. A pesar de los operativos implementados por la Guardia Nacional y la Policía Municipal en aquella ocasión, la problemática persiste, afectando tanto a los ciudadanos como a las empresas.
En medio de esta situación, la alcaldesa Abelina López Rodríguez ha afirmado que la violencia ha disminuido en el puerto, apoyándose en cifras que aseguran una reducción del 58% en los índices delictivos. Sin embargo, la percepción de inseguridad sigue en aumento. Según datos recientes de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (Ensu), el 80.9% de los habitantes de Acapulco se sienten inseguros, un aumento respecto al trimestre anterior.