El secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, anunció que el próximo martes 4 de marzo se implementarán aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá. Esta decisión, tomada en el marco de la política comercial de la administración Trump, se fundamenta en el deseo de ejercer presión económica para frenar el flujo de drogas ilícitas, especialmente fentanilo, a pesar de que ambos países han mostrado avances en la seguridad fronteriza.
Aunque la medida se anunció con firmeza, Lutnick dejó entrever que la situación es dinámica y podría modificarse en función de las negociaciones en curso con la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, y otros aliados. Según el secretario, el presidente Trump y su equipo están evaluando detalles específicos para determinar la aplicación final de estos aranceles, en una coyuntura donde los esfuerzos de seguridad de México y Canadá son vistos como razonables, aunque insuficientes.
En un intento por evitar la implementación de los aranceles completos, delegaciones de alto nivel de ambos países viajaron a Washington para negociar directamente con la administración estadounidense. Durante estas reuniones, el gobierno de México mostró su compromiso mediante la extradición de 29 líderes del narcotráfico, entre ellos figuras de alto perfil, como Rafael Caro Quintero y los hermanos Treviño Morales. Estos movimientos buscan demostrar a Washington que se están tomando medidas contundentes contra el tráfico de drogas.

Paralelamente, la administración de Estados Unidos anunció la posibilidad de imponer un arancel adicional del 10% sobre productos chinos, duplicando los impuestos que se habían aplicado en una medida anterior. Este ajuste forma parte de la estrategia de Trump para presionar a sus socios comerciales y asegurar que las condiciones de intercambio sean equitativas, particularmente en lo referente al comercio de productos no energéticos de Canadá y a bienes de alta tecnología.
Lutnick afirmó en entrevistas que, a pesar de reconocer el trabajo realizado por México y Canadá en el combate al tráfico de fentanilo, las autoridades estadounidenses consideran necesario un mayor esfuerzo. “El presidente está evaluando cómo actuar exactamente con México y Canadá, y esa es una situación cambiante”, declaró, sugiriendo que los aranceles podrían ser objeto de ajuste dependiendo de los resultados de las negociaciones en curso.
La medida, aunque diseñada para reforzar la seguridad nacional, ha generado preocupación entre economistas, quienes advierten que la imposición de aranceles tan altos podría impactar negativamente en la economía de Estados Unidos. Se teme que estos impuestos encarezcan productos importados, desde bienes de consumo hasta componentes para la industria automotriz y agrícola, afectando directamente a los consumidores y las cadenas de suministro en el país.
Adicionalmente, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, subrayó que si Canadá y México adoptan medidas que igualen los aranceles de Estados Unidos, se podría alcanzar un escenario en el que se alivien parcialmente las tensiones. Según Bessent, la estrategia de designar un “zar de la asequibilidad” podría ayudar a mitigar los efectos inflacionarios, aunque aún persiste la incertidumbre sobre el impacto real de estas medidas.