El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, llegó a Washington D.C. acompañado por el subsecretario de Comercio Exterior, Luis Rosendo Gutiérrez, para negociar con el gobierno de Estados Unidos sobre los aranceles al acero y aluminio que entrarán en vigor el 12 de marzo. La administración de Donald Trump impulsa esta medida con el argumento de proteger la industria siderúrgica estadounidense, lo que ha generado preocupación en México por su posible impacto en la competitividad del sector.
Ebrard compartió en redes sociales una imagen en la capital estadounidense con el mensaje: «El equipo negociador comercial de México en Washington». En días previos, el funcionario ya había anticipado la reunión, destacando que México importa más acero de Estados Unidos del que exporta, por lo que considera que los aranceles carecen de justificación.
Esta es la tercera vez que Ebrard viaja a Washington para frenar la imposición de tarifas comerciales por parte de Estados Unidos. En 2018, durante el primer mandato de Trump, ya se aplicaron aranceles del 25 % al acero y 10 % al aluminio de México, Canadá y la Unión Europea. Aunque fueron eliminados en 2019, su impacto afectó el comercio bilateral. En esta ocasión, la industria siderúrgica mexicana advierte que de concretarse la medida, el 75 % de las exportaciones de acero fabricado en el país—equivalentes a 2,100 millones de dólares anuales—se verán afectadas.
La Cámara Nacional del Hierro y del Acero (Canacero) ha solicitado al gobierno mexicano tomar represalias si se imponen los aranceles, aplicando medidas similares a productos estadounidenses. Argumentan que EE.UU. exporta más acero a México del que importa, lo que le ha permitido mantener un superávit de 2.3 millones de toneladas.
Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum se mostró optimista respecto a las negociaciones y confió en que los aranceles no serán aplicados, recordando que los acuerdos comerciales entre ambas naciones han eliminado este tipo de impuestos en el pasado. Sin embargo, la presión de la industria acerera y el antecedente de las políticas comerciales de Trump generan incertidumbre sobre el resultado de las negociaciones.