En junio se nos presentó quienes conformarían el gabinete de Claudia Sheinbaum, de los cuales varios fueron una sorpresa, pero uno del que hay que destacar debido al gran cambio que supone es el nombramiento de la Dra. Rosaura Ruiz Gutiérrez, experta en evolución e historia de la biología, al mando de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI). Sin embargo, esta secretaría actualmente no existe, pues supone absorber las funciones del actual Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnología (CONAHCYT).

Con esto, el CONAHCYT se une a la lista de organismos a desaparecer prontamente, como la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE); el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI); Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), o el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), quienes sus funciones también serán absorbidas por otras secretarias, y es cuestión de tiempo que pasen al panteón de organismo como el Seguro Social o Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).

Según el documento con las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal presentado por Sheinbaum, ya aprobadas en la Cámara de Diputados y la de Senadores, la SECIHTI tendrá la función de garantizar el acceso a toda persona al desarrollo científico, la innovación tecnológica, y el progreso humanístico; así cómo contribuir a la educación superior del país, promover políticas públicas para la generación de conocimiento humanístico y científico con prioridades nacionales y de justicia social, impulsar la vinculación internacional para intercambio de conocimiento y soluciones, el incremento del número de patentes mexicanas e incentivar la invención tecnológica.

Álvarez Buylla (a la izquierda) y López Obrador (a la derecha), en la conferencia “La mañanera”.

En papel todo suena fantástico, pero, hay que recordar que el sexenio de López Obrador se destacó por dejar abandonada y marginada esta área: recortes de presupuestos a investigadores y estudiantes de posgrado, conflictos con centros de investigación privados, fallas graves en la plataforma del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII), terrible gestión administrativa que ocasiono falta de pagos y listas de beneficiarios inconclusas, corrupción en asignación de puestos dentro del CONAHCYT y en instituciones a su cargo, persecución política y encarcelamiento a miembros de la comunidad científica; y la implementación de una ideología contra la «ciencia neoliberal» a cargo de la directora Álvarez Buylla, quien en gran parte tiene la culpa den estos problemas.

Si bien, hay un panorama ligeramente optimista por parte de la comunidad científica para que el siguiente sexenio y la nueva secretaria atiendan estas y muchas otras problemáticas, y que no se duda la gran capacidad profesional y administrativa de Rosaura Ruiz (que es respaldada por su curriculum), solo el tiempo dirá si habrá un cambio positivo a la ciencia, tecnología y educación universitaria de México, o solo tendremos más implementación de la ideología morenista en nuestras universidades, institutos, y centros de investigación, limitada a lo que la presidenta ordene o apruebe, y con la preservación o incluso el empeoramiento de los problemas que carga consigo el CONAHCYT.

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