Desde febrero de 2022, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos ha detectado más de 155 mil drones operados por organizaciones criminales que vigilan las operaciones de seguridad a lo largo de la frontera con México. Según Gloria I. Chávez, jefa de la Patrulla Fronteriza del sector del Valle del Río Grande, estos dispositivos representan una amenaza creciente para los oficiales y militares que patrullan la región, ya que se utilizan tanto para el espionaje como para facilitar el tráfico de drogas y personas.
Chávez, quien cuenta con más de tres décadas de experiencia en la agencia, explicó que cerca del 80 por ciento de sus oficiales está dedicado al patrullaje, mientras que sólo el 20 por ciento se concentra en labores administrativas. Esta distribución responde, en parte, al incremento de amenazas como los drones, los cuales graban y monitorean las actividades de las autoridades para optimizar las operaciones ilícitas de los cárteles, especialmente en zonas de difícil acceso.
En 2023, las autoridades interceptaron un dron con siete libras de cocaína atadas, evidencia del uso de estos aparatos para el trasiego de estupefacientes. La funcionaria recordó que cuando estuvo a cargo del sector de El Paso, Texas, entre 2019 y 2022, se documentaron casos similares, con drones que transportaban cocaína y metanfetaminas desde Ciudad Juárez hacia territorio estadounidense.
Pese a no nombrar específicamente a los grupos criminales involucrados, mapeos recientes de las autoridades mexicanas indican que en la región operan células del Cártel del Noreste y del Cártel del Golfo. Chávez enfatizó que la cooperación con las fuerzas armadas mexicanas es clave para contrarrestar estas amenazas, destacando la participación de más de 10 mil efectivos de la Guardia Nacional en labores conjuntas de vigilancia y combate al narcotráfico, con especial atención al tráfico de fentanilo.

Aun cuando la migración irregular ha disminuido considerablemente —un 71 por ciento desde el inicio de la administración de Donald Trump— la actividad criminal en la frontera ha ido en aumento. En el sector del Valle del Río Grande, las autoridades reportan un promedio diario de 51 detenciones de personas que intentan ingresar de forma ilegal, además de importantes decomisos de drogas, entre ellos casi 9 mil 500 libras de marihuana, 780 libras de cocaína y 240 libras de metanfetaminas en lo que va del año.
La CBP ha intensificado las inversiones en tecnología para interceptar y desactivar estos drones, ante la posibilidad de que también sean utilizados como armas contra el personal de seguridad. «Sabemos perfectamente cómo operan estas organizaciones criminales, es una amenaza muy seria para todos nosotros que trabajamos en esta frontera», advirtió Chávez.
La funcionaria subrayó que quienes intenten ingresar sin documentos a Estados Unidos se enfrentarán a detención, procesamiento, juicio y deportación inmediata. No obstante, reconoció que el enfoque operativo en la frontera sur de Texas ha girado hacia la seguridad nacional, con acciones prioritarias dirigidas a combatir a los grupos del crimen organizado transnacional que explotan las vulnerabilidades tecnológicas y territoriales.
A pesar de la magnitud del reto, Chávez insistió en que la colaboración binacional es vital para mantener la seguridad en la frontera compartida. «México es un compañero muy importante, este esfuerzo es en beneficio de los dos países», concluyó.