En Ensenada, Baja California, la audiencia preliminar contra cuatro mexicanos acusados del asesinato de dos surfistas australianos (los hermanos Jake y Callum Robinson) y un estadounidense, Jack Carter Rhoad, fue postergada por segunda vez. Familiares de las víctimas siguieron el proceso por videoconferencia desde Australia y EE. UU.

Dos de los imputados comparecieron en persona, mientras que los otros dos lo hicieron de forma remota desde prisiones federales. El tribunal decidió separar los casos: el que enfrenta cargos más graves tendrá nueva audiencia el 9 de agosto, y los tres restantes están programados para el 13 de noviembre, lo que permite tiempo para posibles acuerdos con la fiscalía.

El triple homicidio ocurrió en abril del año anterior, cuando los surfistas fueron atacados en un campamento entre Punta San José y La Bocana, al norte de Ensenada. Los cuerpos fueron hallados días después en un pozo a seis kilómetros del lugar del ataque.

La Fiscalía ha acusado a los sospechosos de homicidio agravado, robo con violencia y robo de vehículo, ya que presuntamente pretendían apoderarse de la camioneta de las víctimas tras el ataque. El caso sigue en etapa de investigación.

La reprogramación de las audiencias genera frustración entre familiares, que esperaban avances tras el impacto mediático del caso. Sin embargo, también abre la puerta a negociaciones legales que podrían definir la responsabilidad penal de los acusados más allá del juicio formal.

El asesinato de los surfistas extranjeros expuso la vulnerabilidad de turistas en zonas rurales, y puso en evidencia la necesidad de reforzar la seguridad en corredores costeros. La atención internacional al caso obliga a las autoridades mexicanas a actuar con mayor transparencia y rigor legal.

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