Antecedentes: Los aranceles al acero y al aluminio: un golpe a las economías de Canadá y México y al tratado de libre comercio

El presidente Donald Trump anunció nuevas medidas en la guerra comercial que podrían elevar los aranceles sobre el acero y el aluminio de México y Canadá hasta el 50 por ciento. La Casa Blanca explicó que, de no alcanzarse un acuerdo entre los tres socios del T-MEC, se sumarían dos niveles de 25 por ciento a partir del 12 de marzo. Esta decisión se da en un contexto de tensiones comerciales y de seguridad nacional que afectan a toda la región.

Inicialmente, Trump había establecido aranceles del 25 por ciento para todos los países sin excepciones ni exenciones. Sin embargo, México y Canadá ya contaban con un 25 por ciento previo aplicado a otros bienes para incitarlos a controlar la inmigración ilegal y el tráfico de fentanilo. Estas tarifas fueron suspendidas por un mes para iniciar negociaciones y evitar una escalada inmediata de conflictos comerciales.

Según la Casa Blanca, si no se logra un entendimiento entre los tres países, los dos aranceles se sumarían y las importaciones de acero y aluminio de México y Canadá serían gravadas en un total del 50 por ciento. Trump argumenta que esta medida es necesaria para proteger las industrias críticas de Estados Unidos, pese a que afecta a países que han sido aliados tradicionales en el comercio norteamericano.

Canadá es uno de los principales proveedores de acero y aluminio a Estados Unidos. Con un negocio que asciende a 11,200 millones de dólares en acero y 9,500 millones en aluminio, este país se ve amenazado por la imposición de tarifas que podrían alterar toda la cadena de suministro. Políticos federales y provinciales han denunciado que estos aranceles no solo perjudicarán a Canadá, sino que también elevarán los costos para las industrias y consumidores estadounidenses.

Expertos advierten que la medida impactará de forma directa en sectores industriales claves en México, como el automotriz, electrónico y farmacéutico, al incrementar los costos de producción. Se estima que un arancel generalizado del 25 por ciento sobre las exportaciones mexicanas de estos metales podría afectar hasta el 7 por ciento del PIB, aumentando el riesgo de recesión y provocando desequilibrios en las cadenas de suministro regionales.

El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, difundió un video explicativo en el que se ilustra el viaje de un componente automotriz, como un pistón, que cruza repetidamente las fronteras entre Estados Unidos, México y Canadá. Ebrard destacó que entre el 80 y el 90 por ciento del comercio automotriz estadounidense es con estos países y que cada auto fabricado en América del Norte puede cruzar la frontera hasta ocho veces, lo que hace que las tarifas resulten especialmente perjudiciales para la integración industrial.

La administración de Trump no se detiene en esta medida y ha anunciado que podría firmar decretos para imponer aranceles recíprocos a aquellos países que gravan las importaciones estadounidenses. El presidente afirmó en declaraciones recientes que, en breve, se impondrán aranceles adicionales y se ajustarán las reglas del comercio para homogeneizar la situación, elevando la presión sobre los socios comerciales de Estados Unidos.

Líderes de Canadá y México han reaccionado con cautela. Mientras que Marcelo Ebrard calificó la medida de “un balazo en el pie” y pidió sentido común, funcionarios canadienses han denunciado que estas tarifas alteran una relación comercial históricamente sólida. Brasil, Argentina y otros países de América Latina también se muestran preocupados por el efecto dominó que estas tarifas podrían generar en sus mercados, poniendo en riesgo sectores estratégicos y negociaciones futuras.

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