El primer ministro británico, Keir Starmer, anunció que “el momento ha llegado” para reconocer al Estado palestino, en un mensaje transmitido en redes sociales donde defendió la necesidad de mantener viva la posibilidad de paz y una solución de dos Estados. Aseguró que esta decisión busca garantizar tanto un Israel seguro como un Estado palestino viable, condiciones que, dijo, actualmente no existen.
Canadá fue el primero en dar el paso dentro del G7, al declarar que, a partir del 21 de septiembre, reconoce al Estado palestino. Su primer ministro, Mark Carney, subrayó que su país está dispuesto a colaborar en la construcción de un futuro de paz. Horas más tarde, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, se sumó al anuncio, seguido de Portugal, cuyo canciller Paulo Rangel calificó la decisión como “coherente y ampliamente consensuada”.
La medida ha provocado reacciones encontradas en la comunidad internacional. Israel calificó el anuncio como una recompensa a Hamás y el primer ministro Benjamin Netanyahu reiteró que no habrá un Estado palestino al oeste del Jordán. Por su parte, Estados Unidos adelantó que no tiene planes de seguir a estos países, manteniendo su rechazo al reconocimiento.
Starmer recalcó que la decisión no representa un premio a Hamás, organización a la que considera sin futuro ni papel en el gobierno palestino. Aseguró que se ha reunido con familiares de rehenes retenidos en Gaza, a quienes reiteró su compromiso de luchar por su liberación. Sin embargo, familiares de secuestrados en Israel criticaron la postura británica y consideraron que fortalece a la organización terrorista.
En Ramala, capital administrativa palestina, algunos habitantes celebraron la decisión y expresaron la esperanza de que otros países europeos sigan el ejemplo, mientras que otros consideraron que se trata de un gesto simbólico, insuficiente para frenar la guerra en Gaza. La comunidad internacional se mantiene dividida entre quienes ven en el reconocimiento una oportunidad para la paz y quienes lo perciben como un riesgo para la estabilidad regional.
El gobierno de Israel, por su parte, continúa con planes de expandir asentamientos en Cisjordania y algunos ministros han planteado incluso anexar territorios, lo que, según analistas, complicaría aún más la viabilidad de un Estado palestino independiente. En este contexto, la decisión de estos cuatro países europeos marca un punto de inflexión diplomático que podría reconfigurar las dinámicas en Medio Oriente.
Mientras tanto, la Asamblea General de la ONU, en curso en Nueva York, será escenario de nuevas discusiones sobre el reconocimiento del Estado palestino. Se espera que más países europeos evalúen sumarse en los próximos días, lo que aumentaría la presión sobre Israel y Estados Unidos para replantear sus posturas.
