El Gobierno de Estados Unidos anunció que no buscará la pena de muerte contra los narcotraficantes mexicanos Ismael «el Mayo» Zambada, Rafael Caro Quintero y Vicente Carrillo Fuentes. La decisión fue confirmada este martes por el fiscal federal Joseph Nocella Jr., quien notificó a la Corte del Distrito Este de Nueva York y a los abogados defensores que la fiscal general Pam Bondi autorizó a no solicitar la condena capital. Este giro en la estrategia judicial se interpreta como parte de posibles acuerdos de colaboración con las autoridades estadounidenses.
Ismael Zambada, presunto líder histórico del Cártel de Sinaloa, fue detenido en julio de 2024 en Texas tras ser, según él, engañado por Joaquín Guzmán López, hijo del Chapo, para abordar un avión rumbo a Estados Unidos. Desde su llegada, se ha declarado inocente de 17 cargos relacionados con narcotráfico, lavado de dinero, asesinato y tráfico de armas, en particular de fentanilo, sustancia que ha causado decenas de miles de muertes por sobredosis en ese país. En febrero, pidió su repatriación a México para evitar una posible condena a muerte.
Rafael Caro Quintero, conocido como «Don Rafa» y señalado como fundador del extinto Cártel de Guadalajara, fue extraditado en febrero junto con otros 28 presuntos delincuentes. Enfrenta cargos por el secuestro y asesinato del agente de la DEA, Enrique «Kiki» Camarena, ocurrido en 1985. Aunque la Fiscalía estadounidense había expresado previamente su intención de aplicar la pena capital, ahora ha decidido no seguir por esa vía. Su juicio continúa y su próxima audiencia está programada para el 18 de septiembre.
Por su parte, Vicente Carrillo Fuentes, alias «el Viceroy», exlíder del Cártel de Juárez, también fue entregado a Estados Unidos en la misma operación. Enfrenta siete cargos por tráfico de drogas y actualmente negocia un posible acuerdo judicial para evitar tanto la cadena perpetua como un juicio público. Su próxima audiencia preliminar será el 30 de septiembre, en lo que se perfila como un caso de alta relevancia para las autoridades estadounidenses.
A diferencia de Caro Quintero y Carrillo Fuentes, que fueron extraditados formalmente, Zambada no llegó como parte de una extradición, por lo que su situación legal era distinta. Sin embargo, la Fiscalía también decidió no buscar la pena de muerte contra él, en lo que podría ser una señal de colaboración. Medios de comunicación han sugerido que Zambada podría estar compartiendo información estratégica con el Departamento de Justicia.
Las decisiones de la Fiscalía también responden a condiciones impuestas por el tratado de extradición entre México y Estados Unidos, que prohíbe la aplicación de la pena capital. Este tratado fue clave para concretar la entrega de los capos desde territorio mexicano, especialmente bajo presión del expresidente Donald Trump, quien exigía mayor cooperación de México en el combate al narcotráfico.
El caso más seguido es el de Zambada, cuya captura reconfiguró el liderazgo del Cártel de Sinaloa y desató una lucha interna que ha causado cientos de muertes en México. La audiencia más próxima de su caso será el 25 de agosto, fecha en la que podría definirse si acepta un acuerdo o sigue adelante con el juicio. En tanto, la DEA y la Fiscalía aseguran que estos procesos pretenden enviar un mensaje claro: no habrá impunidad para quienes atenten contra agentes estadounidenses.