Estados Unidos ha confirmado este lunes la aplicación de una tarifa antidumping del 17.09% a las importaciones de tomate fresco procedente de México, al dar por terminado el acuerdo comercial firmado en 2019 que exentaba a este producto del pago de aranceles. La medida, que pone en riesgo exportaciones anuales por más de 2,800 millones de dólares, fue justificada por el Departamento de Comercio como un paso para “corregir prácticas desleales” que, según argumentan autoridades estadounidenses, afectan a sus agricultores. Productores mexicanos y el gobierno federal han reaccionado con firme rechazo, advirtiendo que la decisión afectará tanto a la industria agrícola de México como al consumidor estadounidense.

La Secretaría de Economía y la Secretaría de Agricultura de México calificaron la medida como “injusta” y aseguraron que no existe dumping en la exportación del tomate nacional. “El terreno que ha ganado el tomate fresco mexicano en EE UU deriva de la calidad del producto y no de práctica desleal alguna”, señalaron en un comunicado conjunto. El nuevo arancel se aplicará a todos los tomates frescos o refrigerados, excepto los destinados a procesamiento industrial, y representa un golpe directo a una industria que emplea a más de 500,000 personas en estados como Sinaloa, San Luis Potosí, Michoacán y Jalisco.

Esta decisión pone fin a cinco acuerdos sucesivos firmados desde 1996 para suspender temporalmente las investigaciones antidumping iniciadas por productores estadounidenses, particularmente del estado de Florida. A pesar de que el último acuerdo obligaba a los exportadores mexicanos a vender por encima de precios mínimos y eliminar al menos el 85% del dumping detectado, el Departamento de Comercio decidió terminarlo bajo el argumento de que no se había eliminado el daño a la industria estadounidense.

El secretario de Comercio de EE UU, Howard Lutnick, defendió la imposición del arancel como “coherente con las políticas del presidente Trump” hacia México. Aunque esta cuota no forma parte del paquete de aranceles que Trump ha promovido en otras áreas, sí responde a su agenda proteccionista. En paralelo, la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos (USITC) abrió un proceso para evaluar si existen cambios sustanciales que ameriten revisar la medida, aunque las posibilidades de revertirla a corto plazo son limitadas.

Marcelo Ebrard, actual secretario de Economía, señaló que ya ha solicitado la instalación de una mesa de negociación con su contraparte estadounidense. “Tendremos que batallar para que se llegue a otro acuerdo, como ocurrió en 2019, cuando tras meses de negociación logramos suspender la tarifa”, dijo en entrevista. También advirtió que el impacto será inmediato en los precios del tomate en EE UU, lo que podría generar presión inflacionaria interna.

En respuesta a la decisión estadounidense, asociaciones mexicanas del sector, como la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida y el Consejo Agrícola de Baja California, denunciaron que EE UU no tiene la capacidad de sustituir al tomate mexicano, el cual representa el 86% del consumo en ese país. “No hay, en el corto ni mediano plazo, países del mundo que puedan reemplazar el tomate mexicano en un mercado que hemos construido durante más de 120 años”, enfatizaron.

Además, los productores señalaron que durante los años de vigencia del acuerdo de suspensión modernizaron sus procesos y lograron generar un producto competitivo que ha sido ampliamente aceptado por el mercado estadounidense. Dos de cada tres jitomates consumidos en EE UU, señalaron, son cultivados por manos mexicanas. Agradecieron también el respaldo de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha manifestado su compromiso con la defensa del sector agrícola frente a esta nueva disputa comercial.

Finalmente, los exportadores reiteraron su disposición a trabajar de la mano con el gobierno mexicano para alcanzar una solución que permita restablecer la estabilidad comercial. Aunque el nuevo arancel representa un golpe significativo para el campo nacional, el sector ha demostrado resiliencia ante anteriores batallas comerciales. Sin embargo, advierten que el impacto económico no solo será para México, sino que también golpeará directamente el bolsillo de los consumidores estadounidenses.

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