El gigante energético Shell anunció su salida parcial del negocio gasolinero en México, cediendo sus operaciones a Grupo Iconn, dueño de 7-Eleven y Petro Seven. Esta decisión se da en un momento clave para el sector energético, cuando las reglas de la reforma energética impulsada por Claudia Sheinbaum aún se definen y el gobierno intensifica acciones contra el contrabando de combustibles, conocido como huachicol fiscal. La operación, que aún requiere autorización de las autoridades regulatorias, se espera se concrete en el tercer trimestre de 2025.
Actualmente, Shell Mobility ocupa el octavo lugar en presencia nacional con 214 estaciones de servicio, según PETROIntelligence, distribuidas en distintos estados y operadas tanto directamente como por concesionarios. Además de las gasolineras, el portafolio incluye tiendas de conveniencia, la plataforma de gestión de flotas “Shell Solutions” y un negocio robusto de suministro de combustibles. Con esta operación, todos estos activos pasarán a manos de Iconn, que ya es la segunda empresa privada con más permisos para gasolineras en México, con 285.
Luis Chapa, presidente del consejo y director ejecutivo de Iconn, confirmó en una tarjeta informativa a sus colaboradores que la empresa asumirá la gestión de las operaciones de Shell en México una vez que se finalice el proceso de transición. Sin embargo, hasta que se logre la aprobación, ambas compañías seguirán operando de manera independiente y continuarán siendo competidoras en el mercado. Esta transición no eliminará la marca Shell del país, sino que cambiará quién administra y comercializa sus productos.
El contexto regulatorio en México se ha vuelto cada vez más desafiante para las empresas energéticas. Recientemente, Grupo Valero enfrentó la suspensión temporal de sus permisos de importación por un supuesto error administrativo, situación que tuvo impacto durante 14 días y dejó en evidencia la vulnerabilidad operativa de las firmas extranjeras. Esta serie de medidas coincide con los esfuerzos del gobierno para reforzar el control sobre las importaciones y la comercialización de combustibles.
Analistas como Alejandro Montúfar, director general de PETROIntelligence, señalan que la decisión de Shell responde a una estrategia global de la compañía para enfocarse en negocios “aguas arriba” —exploración y producción— y dejar el comercio minorista en manos de empresas locales con experiencia. Esto permitiría a Shell reducir costos operativos, asegurar sus importaciones y concentrarse en áreas de mayor rentabilidad global, como su interés por adquirir BP.
Este movimiento marca un cambio significativo en el mercado mexicano de combustibles, con una de las marcas más reconocidas cediendo terreno a un actor local robusto. La integración ordenada y eficiente de ambas operaciones será clave para mantener la competencia y garantizar el suministro durante el proceso de transición.