La reaparición del gusano barrenador del ganado en México, una plaga erradicada desde 1991, ha encendido alarmas sanitarias y políticas. Esta plaga, causada por la mosca Cochliomyia hominivorax, puede tener efectos devastadores en el ganado e incluso afectar a humanos en casos extremos.

Desde 2023, países como Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala han reportado más de 40,000 casos. México confirmó su presencia en Chiapas en noviembre de 2024, y recientemente se identificó el primer caso humano, lo que elevó la preocupación entre autoridades de salud.

En respuesta, Estados Unidos suspendió temporalmente la importación de ganado mexicano, afectando gravemente a estados como Sonora y Chihuahua. Aunque el comercio se reanudó en febrero de 2025, Washington advirtió que, de no intensificarse las medidas de contención antes del 30 de abril, las fronteras volverán a cerrarse.

Entre las exigencias estadounidenses destacan permitir el ingreso sin trabas aduaneras de equipos de su Departamento de Agricultura y ampliar el uso de moscas estériles, técnica biológica clave para frenar la expansión de la plaga.

La situación no solo compromete el comercio agropecuario, sino que también pone a prueba la cooperación bilateral en materia sanitaria. México enfrenta así un desafío urgente que podría tener consecuencias regionales si no se controla a tiempo.

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