En respuesta a la última ofensiva arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump, China anunció este miércoles una contundente represalia comercial: aumentará del 34% al 84% los aranceles sobre productos estadounidenses a partir del 10 de abril. La medida fue confirmada por el Ministerio de Finanzas de China, que la calificó como una reacción directa al «reiterado error» de Washington al imponer más gravámenes a los bienes chinos, los cuales ahora suman un 104% en total. Además, el Ministerio de Comercio chino amplió su lista de entidades no confiables con seis empresas más, vinculadas principalmente a tecnología militar y seguridad.
Junto a la medida fiscal, Beijing incluyó a otras 12 firmas estadounidenses en su lista de control de exportaciones. Entre ellas figuran compañías de drones, radares, maquinaria y aeronáutica como BRINC, Novotech, Echodyne y Marvin Engineering Company. Esta estrategia apunta a restringir el comercio de artículos de «doble uso», es decir, productos con aplicaciones tanto civiles como militares. El Gobierno chino aseguró que estas acciones buscan proteger su seguridad nacional y contrarrestar lo que considera prácticas unilaterales e intimidatorias de Estados Unidos.
La reacción china no fue aislada. La Unión Europea también activó represalias comerciales con la imposición de un arancel del 25% sobre 21 mil millones de euros en productos estadounidenses. Esta medida forma parte de un paquete escalonado que arrancó en abril y que contempla fases adicionales en mayo y diciembre. Entre los productos gravados se encuentran alimentos, acero, aluminio y bienes industriales. Hungría fue el único país miembro que votó en contra, alegando que los aranceles europeos podrían agravar aún más la ya debilitada economía del continente.
Las consecuencias se hicieron notar de inmediato en los mercados internacionales. Las bolsas asiáticas abrieron con fuertes caídas, lideradas por el índice Nikkei 225 de Tokio, que se desplomó un 3.93%. También hubo pérdidas significativas en Taiwán, Singapur y Seúl. En contraste, los mercados de Shanghái y Shenzhen lograron resistir con ligeras subidas, lo que demuestra cierto respaldo interno a la postura del Gobierno chino. La Bolsa de Hong Kong también cerró en positivo, aunque con una ganancia marginal.
En Europa, los índices bursátiles sufrieron una jornada negra. El Dax alemán perdió un 3.57%, el Cac 40 francés cayó un 3.16%, y el FTSE 100 londinense retrocedió un 3.10%. El desplome fue aún más pronunciado si se considera el acumulado desde que Trump anunció los nuevos aranceles: las bolsas europeas arrastran pérdidas superiores al 10%. El temor a una recesión provocada por la guerra comercial entre las mayores potencias económicas del mundo golpeó con fuerza a los inversores.
Los efectos de la tensión también alcanzaron al mercado energético. El precio del crudo Brent cayó casi un 3%, situándose en 60.95 dólares por barril, mientras que el West Texas Intermediate (WTI) bajó un 3.11% hasta los 57.73 dólares. La incertidumbre sobre el impacto de la guerra comercial en el consumo global y la actividad económica provocó una caída acumulada del 20% en el precio del petróleo en tan solo una semana.
Mientras la confrontación escala, el presidente chino Xi Jinping hizo un llamado a fortalecer los lazos con los países vecinos, abogando por una mayor cooperación económica y una integración regional más profunda. Afirmó que China seguirá adoptando medidas firmes para salvaguardar sus intereses y derechos frente a lo que considera una agresión económica. Trump, por su parte, insiste en que China busca desesperadamente un acuerdo, aunque duda de su capacidad para negociar. Por ahora, las posturas parecen irreconciliables y el conflicto comercial amenaza con extenderse aún más.