El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, sostuvieron una conversación telefónica en la que acordaron detener los ataques a la infraestructura energética en Ucrania durante 30 días como un primer paso hacia una posible tregua. La Casa Blanca calificó la charla como un avance significativo en las negociaciones de paz, mientras que el Kremlin la describió como «detallada y franca». Ambas partes coincidieron en que la guerra debe terminar con un acuerdo estable y duradero.
Readout of President Donald J. Trump's Call with President Vladimir Putin:
— Karoline Leavitt (@PressSec) March 18, 2025
Today, President Trump and President Putin spoke about the need for peace and a ceasefire in the Ukraine war. Both leaders agreed this conflict needs to end with a lasting peace. They also stressed the…
Putin, quien inicialmente se opuso a un alto al fuego total, aceptó la propuesta estadounidense con la condición de que Ucrania tampoco ataque objetivos energéticos en territorio ruso. Moscú dejó en claro que cualquier progreso hacia la paz dependerá del cese del suministro de armas occidentales a Kiev y de la suspensión de lo que denomina «movilización forzada» de soldados ucranianos. No obstante, no mencionó restricciones similares para sus propias fuerzas.
Entre los puntos adicionales discutidos, los mandatarios acordaron iniciar negociaciones técnicas inmediatas para definir un alto al fuego marítimo en el Mar Negro y avanzar hacia una paz permanente. Washington destacó que este diálogo abre la puerta a una posible normalización de las relaciones bilaterales, lo que traería beneficios económicos y estabilidad geopolítica. A su vez, Trump subrayó que la guerra nunca debió haber comenzado y que su prioridad es salvar a los soldados ucranianos atrapados en el conflicto.
Rusia también confirmó que procederá con un intercambio de prisioneros de guerra bajo la fórmula de 175 por 175, además de liberar a 23 soldados ucranianos heridos graves. Sin embargo, evitó referirse a la propuesta de Kiev de un canje total de prisioneros y la devolución de menores trasladados a Rusia. Putin también manifestó estar dispuesto a discutir medidas para garantizar la seguridad de la navegación en el Mar Negro, lo que será materia de futuras negociaciones.
El alto al fuego limitado ha generado reacciones encontradas. Mientras que en Washington y Moscú se presenta como un avance diplomático, en Kiev y diversas capitales europeas hay preocupación por posibles concesiones que favorezcan a Rusia. Ucrania insiste en que cualquier tregua debe ser sin condiciones y teme que Trump considere un eventual reparto territorial en futuras negociaciones, una posibilidad que hasta ahora ni la Casa Blanca ni el Kremlin han abordado públicamente.
Las conversaciones entre ambas naciones continuarán en un lugar no especificado de Oriente Medio, según el gobierno estadounidense. La administración Trump se mostró optimista sobre el desarrollo de las negociaciones y reiteró su intención de alcanzar un cese de hostilidades total lo antes posible. Por su parte, el Kremlin indicó que seguirá en contacto con Washington en busca de una resolución política al conflicto.
La duración del alto al fuego y su cumplimiento efectivo siguen siendo inciertos. Aunque ambas partes han expresado su disposición al diálogo, las diferencias en torno al suministro de armas a Ucrania y la posible adhesión del país a la OTAN siguen siendo puntos de fricción que podrían obstaculizar un acuerdo definitivo. Aun así, este primer paso marca un cambio en la dinámica del conflicto y plantea nuevas posibilidades para una solución negociada.