Palabras Mayores

Durante la semana, los panelistas del programa Es La Hora de Opinar, conducido por Leo Zuckerman han planteado una pregunta interesante que nos permite hacer una reflexión más amplia: Originalmente el evento del domingo pasado en el zócalo era para anunciar la respuesta del Gobierno Federal en contra de los aranceles que iba a imponer Estados Unidos a nuestro país. Al no haber aranceles, el evento cambió ¡para celebrar que no hubo aranceles! ¿Es esto una celebración de que prevaleció el libre mercado? Tomemos en cuenta que el libre mercado es el núcleo de la ideología neoliberal que en los discursos de la 4T se dice combatir.

Pongamos un ejemplo -hipotético- en sentido inverso: En un universo remoto, prácticamente imposible, en el 2030 el PAN gana la presidencia de la república. ¿Usted se imagina al PAN tratando de frenar a los incrementos al salario mínimo? ¿o suspendiendo los programas sociales? Tomemos en cuenta que en muchas ocasiones se habían mostrado reacios a reconocer su utilidad social, pero hoy, además de estar acreditados como una política pública que redistribuye la riqueza, también se han erigido como una victoria cultural e ideológica de la 4T.

Pongamos el último ejemplo, esta vez neutral: Durante sus años como opositor, López Obrador juraba que, “…si Morena gobernara, la gasolina costaría diez pesos por litro…” (aunque sus mayores defensores nieguen esta afirmación, existen múltiples videos que así lo acreditan). Al llegar a la presidencia, no solo no bajó, sino que tuvo algunos incrementos, propios de las leyes del mercado, aunque mucho mejor gestionados en términos de comunicación política si lo comparamos con los “gasolinazos” de Enrique Peña Nieto. Hoy, lo que queda de oposición plantea con mucha ligereza e irresponsabilidad cómo se podrían resolver los males que aquejan a la nación, eso sí, sin tener la obligación técnica y política de lidiar y estamparse con el muro de la realidad.

Por otra parte, quienes hace apenas pocos años tenían muchas de las soluciones a todos los problemas del país, se dan cuenta que hay inercias, en ocasiones muy sutiles, que impiden llevar a cabo su agenda en plenitud.

Esto tiene que ver con el fundamento teórico de que lo conservador, prefiere dejar las cosas como están, porque, aunque estén mal, en cierta forma funcionan; mientras que, el fundamento liberal, plantea la necesidad de arrancar de raíz lo que está y construir algo nuevo, aunque muchas veces el problema no es sacar al genio de la lámpara, sino hacerlo obedecer o en su defecto, volver a meterlo en la lámpara.

Dicho lo anterior, Usted ¿se considera liberal o conservador? Y cuidado con lo que se responda, porque el problema de algunas de las cosas que deseamos, es que puedan volverse realidad.

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