El asesinato de Pablo Ortigoza Martínez, un joven de 19 años, a manos de un policía municipal de Fortín de las Flores, Veracruz, ha causado indignación en la comunidad y en redes sociales. El hecho ocurrió la madrugada del 28 de febrero, cuando el estudiante y boxeador amateur salió de su casa y fue interceptado por elementos de seguridad. Existen dos versiones sobre lo sucedido: una señala que hubo una discusión antes de que el policía disparara, mientras que otra indica que el joven intentó alejarse por miedo, lo que provocó la agresión. Su cuerpo quedó tendido a pocos metros de su hogar, y aunque los propios agentes solicitaron ayuda médica, Pablo falleció en el lugar.
Zurit Abel «N», el policía responsable del crimen, fue detenido por sus compañeros y puesto a disposición de las autoridades. La Fiscalía General del Estado de Veracruz informó que fue imputado por homicidio doloso y que se le dictó prisión preventiva oficiosa dentro del proceso penal 48/2025. La dependencia aseguró que se investigará a fondo el caso para deslindar responsabilidades. Sin embargo, la comunidad ha expresado su desconfianza en las autoridades y teme que el caso quede impune, como ha sucedido en otras agresiones de cuerpos policiacos contra civiles.

Familiares, amigos y compañeros de Pablo han exigido justicia a través de redes sociales y manifestaciones en Fortín. En su honor, integrantes del gimnasio de boxeo olímpico Cazadores, donde entrenaba, convocaron a una misa de cuerpo presente en la que los asistentes llevarán guantes, vendas y prendas alusivas al deporte. «El motivo es alzar la voz pacíficamente por el brutal asesinato de un joven talentoso, trabajador y estudioso, que perdió la vida de manera arbitraria a manos de quienes deberían protegernos», señalaron en la convocatoria.
La comunidad también ha denunciado que las revisiones de rutina realizadas por la policía en el municipio suelen ser arbitrarias y abusivas. Amigos del joven aseguran que esa madrugada Pablo solo había salido a comprar algo que necesitaba cuando fue interceptado por la patrulla. «Le arrebataron la vida anoche a unos metros de llegar a su casa por el mal actuar de los elementos policiacos en esas ‘revisiones de rutina arbitrarias’ que tiene nuestro municipio», escribió un usuario en redes sociales, donde cientos de mensajes han exigido justicia y han recordado al joven con cariño.
Pablo Ortigoza Martínez era un estudiante comprometido con sus estudios y un apasionado del boxeo. Sus amigos y compañeros lo describen como alguien lleno de energía, siempre sonriente y dispuesto a ayudar a los demás. «Mi amigo de prepa y universidad, compañero de salón. Aún el miércoles me ayudó a estudiar para mi examen. Justicia para Pablo. Alguien tan lleno de sueños, metas, objetivos, con tanta vida por delante como para que alguien llegara a arrebatársela», escribió Ilse, una de sus amigas cercanas. Su muerte no solo deja un vacío entre quienes lo conocieron, sino que reaviva la preocupación sobre el uso excesivo de la fuerza por parte de las corporaciones policiacas en México.