Fátima, estudiante de 13 años de la Escuela Secundaria Diurna 236 en Iztapalapa, fue entrevistada por personal de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México tras mostrar mejoría en su estado de salud. En dicha entrevista, la menor declaró de manera contundente que en el momento de su caída nadie la acompañaba, lo que ha orientado a las autoridades a descartar la hipótesis de que haya sido empujada por terceros. Los testimonios recabados de compañeros y personal del plantel confirman que la estudiante se encontraba sola cuando ocurrió el incidente, generando inquietud sobre las posibles causas subyacentes de su accionar.
La fiscal Bertha Alcalde Luján, en una rueda de prensa, resaltó que las entrevistas realizadas tanto a docentes como a estudiantes evidencian que la menor actuó por cuenta propia, arrojándose desde un segundo piso. La fiscal explicó que, a pesar de que el padre había denunciado situaciones de abuso escolar y bullying, la información recopilada apunta a que Fátima no contó con la compañía de nadie en el instante del suceso. Esta determinación resulta fundamental para orientar las pesquisas y establecer medidas de protección en el ámbito escolar.
El entorno de la escuela ha estado marcado por reiteradas denuncias de acoso, lo que ha generado un clima de tensión entre los estudiantes y sus familias. Diversos informes previos indican que en el plantel se han registrado prácticas de bullying que afectan la integridad emocional de los alumnos. Sin embargo, en este caso particular, la investigación preliminar descarta que la caída de Fátima haya sido resultado de una agresión directa por parte de compañeros, sugiriendo que la autoiniciativa de la menor fue el factor determinante. La falta de acompañamiento en el momento del incidente ha dejado a las autoridades perplejas y alerta sobre posibles deficiencias en la red de apoyo escolar.
Durante la entrevista realizada el 28 de febrero, Fátima manifestó que, aunque sus recuerdos del día de la caída son confusos, pudo constatar que se encontraba desamparada. Su testimonio, aunque fragmentado, ha sido crucial para esclarecer que no hubo presión externa para empujarla, sino que la acción fue autoinfligida. Las autoridades continúan evaluando si el prolongado ambiente de acoso pudo influir psicológicamente en la decisión de la estudiante, y se han programado nuevas entrevistas para recabar más detalles sobre el contexto del incidente.
Aunque la Fiscalía ha determinado que, de acuerdo con la evidencia actual, la menor se arrojó sola, el proceso de investigación no se cierra. Las autoridades aseguran que se seguirán explorando todas las aristas del caso, incluyendo el ambiente escolar y la eficacia de los mecanismos de protección implementados. Se realizarán evaluaciones forenses y se continuarán las entrevistas con testigos para garantizar que se identifiquen y corrijan las posibles fallas en la prevención del acoso.