Un avión de pasajeros, un Cessna 208 Caravan operado por Bering Air, desapareció la noche del jueves mientras volaba desde Unalakleet hacia Nome, en Alaska. Las autoridades, tras una intensa operación de búsqueda, localizaron los restos del aparato a 54 kilómetros del destino previsto. Durante la inspección de la aeronave se encontraron tres personas fallecidas en su interior, mientras que se presume que las siete restantes aún permanecen a bordo, pero el deterioro de la estructura impide su acceso.
El accidente se registró en condiciones extremadamente adversas, con temperaturas que alcanzaban los 12 grados centígrados bajo cero. El piloto había informado a los controladores aéreos de su intención de esperar a que la pista de aterrizaje se despejara, pero poco después la aeronave perdió altitud y desapareció del radar. Este suceso, ocurrido en una región remota donde los vuelos son a menudo la única opción de transporte, subraya los riesgos inherentes a la aviación en zonas rurales de Alaska.
Los equipos de búsqueda, compuestos por la Guardia Costera de Estados Unidos y voluntarios de los bomberos de Nome, se enfrentaron a condiciones meteorológicas adversas y baja visibilidad, lo que dificultó la recuperación de los restos. Las autoridades han confirmado que, debido a la condición del avión, no es posible acceder de manera segura al interior para rescatar a las siete personas que aún se encuentran allí, y se descarta la posibilidad de que haya sobrevivientes.
Este trágico suceso se suma a una serie de accidentes aéreos recientes en Estados Unidos, como la colisión entre un helicóptero militar y un avión comercial en Washington D.C. y la caída de un avión ambulancia en Filadelfia, eventos que han generado alarma y debates sobre la seguridad en el sector. Las investigaciones para determinar las causas exactas del accidente en Alaska continúan, mientras las familias de las víctimas esperan respuestas en medio del dolor y la incertidumbre.
El hallazgo de los restos del Cessna y la confirmación de las tres muertes han marcado un triste capítulo en la seguridad aérea en regiones remotas. Las autoridades han hecho un llamado a la colaboración de expertos para esclarecer las causas del siniestro y se han comprometido a trabajar de manera coordinada para evitar futuras tragedias en una zona donde la conectividad aérea es vital para las comunidades locales.
