Petróleos Mexicanos (Pemex) y Grupo Carso, propiedad de Carlos Slim, están renegociando el acuerdo para desarrollar el campo de gas Lakach en el Golfo de México, debido a los elevados costos y la caída en los precios del gas natural. Cinco fuentes consultadas por Reuters indicaron que las discusiones incluyen la posibilidad de sumar los yacimientos cercanos Piklis y Kunah para mejorar la rentabilidad del proyecto.
El campo Lakach contiene aproximadamente 900,000 millones de pies cúbicos de gas, pero su producción enfrenta desafíos técnicos, como la baja presión del yacimiento y la falta de infraestructura adecuada. Pemex ya ha invertido 1,400 millones de dólares en el proyecto y obtuvo autorización para gastar 400 millones adicionales. Sin embargo, el precio del gas, que ronda los 3 dólares por millón de BTU, es significativamente menor a los 6 dólares proyectados originalmente para garantizar su viabilidad.
El gobierno de Claudia Sheinbaum ha declarado prioridad estratégica a Piklis y Kunah, en un esfuerzo por reducir la dependencia de México de las importaciones de gas desde Estados Unidos. La administración ha redoblado estos esfuerzos ante las constantes amenazas de Donald Trump para poner restricciones al comercio energético con México, y evitar los recortes de gas natural del país vecino, como lo fue en 2021 por parte de Texas tras cortes de energía y la orden de no realizar envíos fuera del estado.
Fuentes cercanas a la negociación revelaron que Grupo Carso ha planteado incluso la posibilidad de congelar su participación o retirarse del proyecto, en lo que podría ser una estrategia de presión para obtener mejores condiciones. En los últimos años, Slim ha incrementado su presencia en el sector energético con inversiones en campos como Zama, Ichalkil y Pokoch.
El desarrollo de Lakach enfrenta además problemas históricos. Desde 2007, Pemex perforó siete pozos en la zona, pero estos fueron abandonados debido a la falta de producción rentable. En 2016 y 2023, el proyecto fue suspendido por razones similares, la última vez tras la retirada de New Fortress Energy, su socio anterior.
Pemex busca desarrollar Lakach bajo un contrato de servicios, donde los socios financian la inversión inicial, un esquema restringido durante el gobierno de López Obrador. No obstante, la falta de infraestructura y las condiciones del mercado hacen que la viabilidad del proyecto siga en duda.