La reciente insistencia de Donald Trump sobre una supuesta injerencia china en la administración del Canal de Panamá ha desatado una fuerte respuesta tanto del gobierno panameño como de China, quienes rechazaron categóricamente las acusaciones. Trump, en su discurso de investidura, afirmó que China controla indirectamente el canal y planteó la posibilidad de recuperar esta importante vía, incluso mencionando el uso de fuerza militar.

El gobierno panameño, liderado por el presidente José Raúl Mulino, subrayó que el Canal de Panamá “es y seguirá siendo” panameño, recordando que su administración pasó a manos del país el 31 de diciembre de 1999, tras los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Mulino enfatizó que la neutralidad del canal está garantizada para todos los países y desestimó las afirmaciones de Trump, calificándolas como infundadas. Además, destacó que la Autoridad del Canal de Panamá, una entidad autónoma, administra la vía sin interferencia extranjera.

Por su parte, China negó cualquier participación en la gestión del canal, asegurando que siempre ha respetado la soberanía panameña y su neutralidad. Aunque empresas chinas, como Hutchison Ports, operan puertos estratégicos en ambos extremos del canal, estas actividades se limitan a concesiones comerciales y no afectan la operación de la vía interoceánica. La vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, destacó que las declaraciones de Trump buscan generar tensiones infundadas.

El creciente interés de Trump por el canal también se vincula al aumento de la presencia económica china en Panamá desde que el país centroamericano rompió relaciones con Taiwán en 2017. China ha invertido en proyectos como un puerto de cruceros y un puente sobre el canal, lo que ha alimentado las preocupaciones de Washington sobre la influencia del gigante asiático en la región. Sin embargo, analistas señalan que estas relaciones no implican una pérdida de control panameño sobre la infraestructura.

Aunque expertos consideran improbable una intervención militar, advierten que Trump podría presionar a Panamá a través de medidas económicas o diplomáticas. No obstante, los tratados que transfirieron el canal a Panamá estipulan que cualquier uso de fuerza debe ser exclusivamente para garantizar su apertura, no para su control. Esto hace que las amenazas de Trump sean más un gesto político que una posibilidad concreta.

El Canal de Panamá, por donde pasa el 5 % del comercio marítimo mundial, sigue siendo un punto estratégico para Estados Unidos y China. Sin embargo, la retórica de Trump parece buscar más la confrontación con Pekín que un verdadero intento de alterar el estatus del canal. Mientras tanto, tanto Panamá como China se mantienen firmes en defender la soberanía panameña frente a cualquier señal de intervención externa.

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