Cada 19 de enero se celebra el Día Mundial de las Palomitas de Maíz, una ocasión para reconocer la importancia cultural y gastronómica de este alimento. Sin embargo, en México, cuna de diversas razas de maíz palomero, estas variedades están en riesgo de desaparecer. Actualmente, solo el 1% de las palomitas consumidas en el país provienen de maíz nacional, mientras que el 96% son importadas de Estados Unidos.
México cuenta con siete razas de maíz palomero: palomero toluqueño, chapalote, arrocillo, palomero de Chihuahua, palomero de Jalisco, naltel y reventador. Cada una refleja la biodiversidad y riqueza cultural del país. Por ejemplo, el chapalote, de color café, es ampliamente utilizado en el norte para hacer pinole. Lamentablemente, la falta de demanda y la competencia del maíz importado han puesto en peligro estas variedades ancestrales.
Organizaciones como la Fundación Tortilla, liderada por Rafael Mier, están trabajando para rescatar y promover el cultivo del maíz palomero mexicano. Mier destaca que las palomitas deberían ser parte de la identidad nacional, pero la preferencia por productos importados ha afectado su producción local.
Para contribuir a la preservación de estas razas, los consumidores pueden optar por adquirir maíz palomero en mercados locales, asegurándose de su origen mexicano. Además, explorar recetas que resalten el sabor único de estas variedades puede fomentar su consumo y, por ende, su cultivo. La conservación del maíz palomero no solo protege la biodiversidad, sino que también mantiene viva una tradición culinaria que ha sido parte de la historia de México durante milenios.